Eliseo Diego (1920-1994), uno de los poetas hispanoamericanos más importantes de todos los tiempos cumpliría cien años el venidero 2 de julio. Aunque mucho se le conoce por su grandiosa obra poética, es destacable también su quehacer en prosa, ensayo, además de su labor como traductor o la pasión y devoción que tuvo por la obra de los escritores anglosajones, lengua que dominaba a la perfección.

Fundó junto a Lezama Lima, Fina García Marruz, Cintio Vitier y Virgilio Piñera, entre otros, la revista Orígenes. En la Biblioteca Nacional atendió el área dedicada a la Literatura y Narraciones Infantiles y fue redactor de la revista Unión de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Entre sus lauros más relevantes están el Premio Nacional de Literatura en 1986 y en 1992, uno de los galardones más significativos de la lengua hispana: el Juan Rulfo.

Entre sus títulos indispensables se encuentran el libro de cuentos El oscuro esplendor y el poemario En la Calzada de Jesús del Monte, el cual, según Julio Pino se convirtió, con el tiempo, en uno de los ejes de la lírica cubana del siglo XX. “En la calzada de Jesús del Monte es un canto a La Habana. A La Habana inmediata de los sentidos, a una polvorienta calzada, aunque también a una ciudad que no es ya el simple objeto del poema, sino una ciudad transfigurada, convertida a la propia forma del texto por el poeta, como si hubiéramos asistido junto a él a una singular metamorfosis; la de la palabra”.
El primer discurso (fragmento)
En la Calzada más bien enorme de Jesús del Monte
donde la demasiada luz forma otras paredes con el polvo
cansa mi principal costumbre de recordar un nombre
y ya voy figurándome que soy algún portón insomne
que fijamente mira el ruido suave de las sombras
alrededor de las columnas distraídas y grandes
en su calma”. “Cuánto abruma mi suerte, que barajan mis días estos dedos de piedra
en el rincón oculto que orea de prisa la nostalgia
como un soplo que nombra el espacio dichoso de
la fiesta.