El 29 de mayo pero del año 1966 desaparecía físicamente el poeta y ensayista Enrique Loynaz Muñoz, hijo del General del Ejército Libertador Enrique Loynaz del Castillo y hermano de la insigne escritora Dulce María Loynaz. Es posiblemente el único cultivador de la poesía mística en Cuba, cuya obra permaneció inédita hasta el año 2007, cuando fuera recogida en el volumen Poesía completa, por la Editorial Letras Cubanas.

Cursó sus estudios primarios y secundarios, al igual que el resto de sus hermanos, en el propio hogar, con profesores particulares. Entre 1920 y 1921 recorrió varios países de Europa occidental y parte de Estados Unidos. Presentado por Chacón y Calvo, El Fígaro publicó en 1923 algunos poemas suyos. En la Universidad de La Habana (1928) se graduó de abogado, profesión que ejerció ocasionalmente. Su obra poética se dio a conocer con poca regularidad por medio de las publicaciones periódicas. En vida no publicó libro y una parte importante de su obra permanece inédita, de ella sobresalen algunos ensayos.

De Enrique Loynaz, un poema dedicado a Federico García Lorca:

FE-DE-RI-CO

Va la flecha recta…
(¡perdida!)
–Así sucedió erecta tu vida.
…Para la curva flecha soñolienta y ésta
–para siempre se clava.
¿Dónde?, en tu corazón, cálido amigo.
–Por eso que fue curva y de colores,
de días y de noches,
de luces y luceros
aquella flecha hecha
para la vastedad tuya y de otros.
(Por eso que tu flecha fue de plomos,
tan ligeros…)
Fe-de-ri-co.
(Extraño ya y palidecido.)
Ahora falta… la flecha de los marineros;
fina punta acerada
que vaga hacia el Olvido
entre la madrugada.
Muchas veces he puesto
mi corazón entre tus dedos
y cada vez –no sé si por duda o por miedo–
le has arrojado, de prisa, al suelo.
Hoy recogí de nuevo
el corazón casi deshecho,
y con más esperanza aún, he vuelto
a dejarlo entre tus dedos…
Esta vez tú has quedado mirándole un momento.

Fuentes: Cubaliteraria y Ecured