La situación en Oriente Medio se torna cada vez más grave a causa del reiterado accionar genocida del gobierno de Israel contra la población de Gaza y Líbano. Pero también por incursiones aéreas en zonas de Siria y agresiones a refugiados en diferentes puntos de la región, a lo cual se sumó la tensión causada por los asesinatos de líderes políticos palestinos, libaneses y de asesores militares en naciones vecinas acontecidos en los últimos tiempos.

Lamentablemente, esta y otra concatenación de sucesos contra poblaciones árabes y obcecadamente contra palestinos y defensores de su justa causa ha desencadenado más odio y respuestas violentas también por parte de las víctimas, como el actual envío de misiles desde Irán hacia áreas israelíes, exacerbándose cada vez más las beligerancias.

Este conflicto no comenzó como señala el gobierno de Tel Aviv y algunos aliados con la acción violenta de Hamas el 7 de octubre pasado contra Israel la cual no debió suceder y pudo evitarse, solo reconociendo, oportunamente, el derecho de Palestina a ser Estado independiente, y no colonizado. Analistas y expertos en el tema reconocen el hecho como consecuencia de las decenas de veces que los sionistas israelíes han bombardeado y ocupado territorios palestinos dejando destrucción, muerte y prisioneros en gran escala.

Décadas de debates y acuerdos en la Organización de Naciones Unidas no han resuelto ese diferendo por la oposición a cumplir las disposiciones de la ONU por parte de Israel con el apoyo de Estados Unidos y algunos pocos aliados. Los más de 180 países que conforman la Asamblea General son testigos de ello.

Uno de los antecedentes gravísimos de este conflicto viene de la invasión israelí de 1967 la cual aún continúa sin solución y por el contrario, aumentaron los asentamientos judíos en tierras árabes y palestinas.

El Consejo de Seguridad de la ONU tiene también responsabilidad en el incremento de esta cruzada criminal que ha traído consigo miles de mujeres, niños, ancianos y población en general bombardeada y asesinada. Son varias las ocasiones que en ese órgano internacional se ha impuesto el veto a la propuesta de diálogos, paz y freno a la guerra, particularmente a la desenfrenada invasión israelí a otros territorios.

Si Washington continúa su envío de armas y apoyo incondicional a Benjamín Netanyahú, primer ministro de Israel, y no es capaz de frenar la demencia guerrerista de la ultrareaccionaria cúpula que gobierna en Tel Aviv, las consecuencias pueden llegar a ser catastróficas, y no solo para el Oriente Medio, sino para la paz y economía mundial.

Pero también para los Estados Unidos que tienen intereses económicos importantes en la zona y además se autoproclaman “defensores de democracia y derechos humanos”, y pasarían a la historia como cómplices o incapaces de poner freno a su alocado hijo israelí que muestra signos profundos de demencia con actitudes fuera de control y violatorias del derecho internacional y humanitario establecido en el mundo.

Precisamente, luego de la II Guerra Mundial fue concebida la distensión internacional y la culminación de guerras de exterminio en masas como aquella que costó millones de vidas, por acciones similares emprendidas por el nazifascismo.

¡Basta de guerras, invasiones, asesinatos y muertes!

La humanidad demanda imponer la paz y establecer un mundo más justo, sin prácticas colonialistas ni segregacionistas. Todos los ciudadanos de este Universo, (hoy en inminente peligro de extinción) tienen derecho a vivir en armonía y libertad, sin amos ni dueños de su destino.

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