El quebranto a los postulados de la Convención de Viena, a las disposiciones de Naciones Unidas sobre el respeto al derecho internacional que incluye la impunidad diplomática, no puede ser vulnerado.
La reciente intervención del gobierno de Ecuador en la embajada de México en ese país con el propósito de apresar al ex vicepresidente de esa nación Jorge Glass, que había recibido asilo político por parte del gigante azteca, constituye un acto grave y violatorio de los principios de la ONU, y de la Organización de Estados Americanos, la maltrecha OEA.
Se está creando en el ámbito mundial un precedente sumamente grave que puede desencadenar además de ruptura abrupta de relaciones diplomáticas y acarrear consecuencias económico-sociales, políticas y de defensa para los pueblos, al irrespetar leyes establecidas.
En los últimos tiempos se han dado casos que van incentivando esta abominable práctica que se asemeja considerablemente a la del fascismo, ese que históricamente vulneró todos los derechos humanos y la integridad de otros Estados.
Por solo mencionar algunos ejemplos (no muy lejanos) de actos terroristas de esta índole se encuentran; la agresión a la embajada cubana situada en Washington, también la de Irán en Siria por parte de Israel, y de Estados Unidos en países de África y Oriente Medio, además de las acontecidas en representaciones de otras naciones, las cuales en ocasiones son blanco y víctima de la violencia extremista.
En oportunidades anteriores por hechos como estos, el portavoz del Departamento de Estado, por Washington, Matthew Miller, ha expresado que su país reconoce que la protección de las embajadas forma parte de sus "obligaciones bajo las Convenciones de Viena" y "está comprometido con la seguridad de las instalaciones diplomáticas y de los diplomáticos que trabajan en ellas", y sin embargo, la embajada cubana fue dos veces agredida en ese territorio, lo cual jamás ha sucedido en la Isla.
Esas acciones solo pueden frenarse con respeto al derecho internacional, y evitando las persecusiones políticas y la exacerbación de odios entre ciudadanos y naciones.
Sería muy provechoso y sin dudas armónico para todas las partes, aún en conflicto o con ideologías distantes, fomentar la colaboración económica, el intercambio comercial, cultural, científico, deportivo, de seguridad área y marítima, con carácter recíproco y, particularmente, promover la buena vecindad entre países, aspectos esenciales posibles de lograr los cuales con integración y complementariedad orientada a la sostenibilidad demandada por los pueblos, sería ventajoso para la humanidad.
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