Las crecientes acciones agresivas que se gestan en Eurasia con alta dosis de rusofobia a través de una férrea campaña de medios de comunicación occidentales y la genocida actuación del gobierno de Israel ( con impunidad de sus aliados) contra la población palestina en la Franja de Gaza y su sistemática hostilidad contra otras naciones del Oriente Medio, acercan la posibilidad de desenlace de una III Guerra Mundial.

Incentivar el conflicto entre Rusia y Ucrania con envío de miles de armas de exterminio en masas y tropas de Francia, Estados Unidos o cualquier otra nación de la Organización del Atlántico Norte, OTAN, sería sin dudas la declaración de conflicto militar a Rusia, con alcance internacional.

A ello se suman las cada vez mayores contradicciones y también fomento de beligerancia de Washington con China por el tema de Taiwan reclamado por el gigante asiático como parte de su territorio.

Además, está presente el fomento de división y enemistad entre las dos Coreas, territorios que debían haberse unificado pacíficamente, si la injerencia foránea, esencialmente de Washington con su estrategia geopolítica y guerrerista en la región basada en maniobras y bases militares con demostraciones de fuerza, no estimulase la separación de los dos pueblos.

Por estos días se comenta también en medios y reses sociales sobre el posible envío de efectivos militares de Francia a Ucrania para intervenir en la escalada de guerra en la zona. Este asunto de consumarse, sería un acontecimiento altamente peligroso por la trascendencia y consecuencias que puede acarrear para el mundo, al significar una declaración de guerra contra millones de personas que cohabitan Rusia y Europa, y el viejo continente ( que sufrió con creces la II Guerra Mundial) estaría implicado directamente en el conflcito contra la voluntad de sus poblaciones.

El contexto internacional actual se torna muy complicado y puede desencadenar el empleo de armas sofisticadas y nucleares de gran potencial destructivo que pueden socavar la supervivencia de la especie humana y el planeta en general. Hay que poner freno a la demencia de algunas administraciones de turno que amenazan la vida de la civilización contemporánea.

Los gobiernos responsables que trabajan por el bienestar de sus ciudadanos deben actuar con cordura, inteligencia y orientar sus esfuerzos en alcanzar la paz, proponiendo la solución de diferendos con diálogo constructivo y honestos sin pretensiones hegemónicas en un mundo que por esencia tiene que defender el multilateralismo, basado en el respeto a la autodeterminanción de los pueblos.

De enarbolarse los principios de coexistencia pacífica, (aún en las diferencias ideológicas y de sistemas políticos-económicos), de seguro el mundo será más justo, estable, accesible al desarrollo sostenible y al cumplimiento de las Metas del Milenio trazadas por las Naciones Unidas. 

Lamentablemente ese propósito refrendado en la ONU resulta cada vez más difícil de lograrse hoy ante la crisis global, la exacerbada prepotencia con ambiciones sedientas de riquezas de otros territorios que aplican estrategias de intervenciones e injerencias foráneas, saqueo y expoliación de los recursos de los países del Sur.

Apostemos a la paz mundial como única manera de construir un sistema económico universal más justo, desarrollado y que contribuya a complementar las necesidades e intereses de los pueblos.

Otras informaciones

Recorren autoridades habaneras salones de Fiagrop 2024