Bolsonaristas quebrantan democracia en Brasil. A modo de calcomanía de lo acontecido durante el término del mandato de Donald Trump en Estados Unidos con el asalto al Capitolio en Washington luego del triunfo electoral de Joe Biden, grupos neofascistas seguidores del expresidente Jair Bolsonaro tomaron las principales sedes del gobierno en Brasilia desconociendo el sistema democrático del gigante del Sur y ascensión de Luiz Inácio Lula da Silva como presidente de esa nación.
Hechos como estos rememoran lo sucedido en el Congreso estadounidense y alertan sobre las consecuencias de los mensajes de odio en redes sociales y otros medios de comunicación que fomentan la violencia por parte de grupos de fanáticos dispuestos a vulnerar los poderes establecidos.
Los intentos de golpe de Estado en el Distrito Federal resultan otro hecho insólito en Nuestra América, precisamente en momentos que Lula se encontraba en Sao Paulo. Oportunistas, ultrareaccionarios, ocuparon este domingo la sede del Poder Judicial, el Congreso y la Corte Suprema, mientras su líder, Bolsonaro, derrotado por el pueblo en las urnas estaba en EE.UU. e irrespetando el resultado de la campaña electoral.
Sobre las dos y media de la tarde de este día ocurrió ese acto de barbarie contra el sistema democrático, oligarcas y voceros de la derecha azuzaron el golpe el cual, según las informaciones publicadas, indican que existen antecedentes y ubica como responsable principal a la corriente bolsonarista, y particularmente a la negativa influencia que tuvieron en sus partidarios las reiteradas declaraciones del exdignatario de condena y no aceptación de los resultados del proceso de elecciones presidenciales.
Organizaciones regionales, gobiernos del continente y el mundo rechazan categóricamente esa acción desestabilizadora que tuvo como objetivo dar continuidad a la fracasada administración neoliberal que protagonizó Bolsonaro, el cual aumentó el abismo entre pobres y ricos, al tiempo que acentuó la discriminación social, racial y de credo impuesta por entes al servicio de transnacionales y centros de poder locales.
Lula decretó la intervención de las fuerzas públicas en el país para restablecer el orden ante los desórdenes y atropellos de los bolsonaristas que irrumpieron violentamente en instituciones gubernamentales, y demandó investigar a los participantes en el grave suceso delictivo que tiene la repulsa contundente de la mayoría de los brasileros y la comunidad internacional.
Los pueblos ancestrales de estas tierras americanas están hartos de prácticas golpistas y no aceptan el regreso al fascismo que tanto daño y luto ocasionó a las familias latinoamericanas en décadas pasadas.
La paz, el desarrollo económico con justicia social y la unidad entre los millones de ciudadanos de buena voluntad que cohabitan esa hermana nación, debe prevalecer.
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