Los llamados a no descuidar el aislamiento social para frenar el avance vertiginoso de la letal pandemia de la COVID-19 ofrecidos por entidades internacionales de Naciones Unidas, (fundamentalmente por la Organización Mundial de la Salud), está teniendo consecuencias perjudiciales en algunos pueblos de América que desoyen los consejos de la OMS que cuenta con profesionales altamente calificados.

Además, resulta irracional y esencialmente ignominioso que en medio de un virus altamente contagioso y de magnitudes considerables como este, que sigue diseminándose por minutos, existan gobiernos como el que preside Donald Trump en la Casa Blanca, e Iván Duque en Colombia, los cuales en vez de priorizar el combate a la pandemia en el interior de sus territorios, estén enfrascados en continuar creando focos de tensión y acciones desestabilizadoras en el continente, arremetiendo una vez más contra la República Bolivariana de Venezuela.

La Patria de Bolívar ha mostrado al mundo las pruebas de la reciente incursión marítima mercenaria, orquestada por grupos de desertores del ejército y agentes financiados por turbios intereses de entes estadounidenses y colombianos, y la activa asistencia de la DEA, según declaraciones emitidas por medios de comunicación.

A decir de las investigaciones en curso estos fomentadores de terrorismo, pretendían, en momentos que su pueblo batalla contra la COVID, desarrollar operaciones criminales con la anuencia del gobierno de Colombia y EE.UU, vinculados estrechamente con el “autoproclamado Presidente” Juan Guaidó, (el bufón que en su país nadie obedece, ni respeta), por representar lo más reaccionario y violento de la oposición venezolana, cada vez más fragmentada y desprestigiada por su servilismo a Washington.

Esta frustrada acción tuvo como antecedente la planificación y organización en territorio fronterizo colombiano y estaba orientada a promover actos terroristas y generar pretextos para una intervención militar contra el pueblo venezolano, desconociendo la inquebrantable cohesión que se constata entre la inmensa mayoría de los ciudadanos, y la unidad cívico-militar con el proyecto bolivariano.

En momentos que se demanda aglutinar fuerzas y colaboración con el resto de las naciones, (independientemente de las diferencias políticas), para erradicar la mortal enfermedad que ya ha causado miles de muertes, la administración de Trump, en el país donde precisamente se ubica hoy el epicentro de la COVID-19, continúa instrumentando estrategias subversivas, hostiles y de criminal bloqueo contra poblaciones de Latinoamérica, el Caribe y del Oriente Medio, entre las que se ubican Cuba, Venezuela, Nicaragua, Irán, Siria y otras tierras del mundo que no son de la complacencia de Norteamérica.

Pero el descrédito de EE.UU. aumenta, a ello se suma el inexplicable ataque armado contra la sede de la embajada de Cuba por parte de un individuo sobre el cual no se han esclarecido aún los hechos. El gobierno norteamericano vulnera sistemáticamente tratados del derecho internacional e irrespeta los códigos establecidos en el ámbito diplomático.

Vergonzosa y muy peligrosa puede catalogarse la actitud asumida por la Casa Blanca ante sucesos como este que pueden generar precedentes muy negativos para las relaciones entre los Estados. Y lo que es peor, provocar mayores índices de rechazo hacia funcionarios estadounidenses radicados en consulados y embajadas en otros países.

Este lunes, en el contexto de la reunión virtual de los NO Alineados que se efectuó con participación de Presidentes, Jefes de Estado y Ministros del organismo, quedó patentada la repulsa mundial a las políticas de asedio, egoístas y anti solidarias que impulsa el mandatario de la Casa Blanca, el cual no muestra interés ni voluntad real alguna en la colaboración global para frenar la pandemia y menos aún, favorecer a los más desposeídos y necesitados del planeta.

Cuba, en la voz de su Presidente, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, denunció en el encuentro de los NOAL la agresión a la embajada cubana, y reveló las indignas maniobras del gabinete de Trump empecinado en denigrar la noble y humana labor que ejerce el personal médico de la Isla que con honor, profesionalidad y profunda sensibilidad contribuye a vencer la pandemia salvando vidas en decenas de pueblos.

Reafirmó también Díaz-Canel la solidaridad de la Mayor de las Antillas con Venezuela, Nicaragua y otras naciones, víctimas del cerco imperial. Al mismo tiempo convocó a la unidad, para en medio de la diversidad y las diferencias, hacer prevalecer la cooperación entre gobiernos, de manera que permita vencer los desafíos que impone este letal virus, a la humanidad.