El Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar(), se celebra cada 30 de marzo proclamado desde 1989 por la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadoras del Hogar (CONLATRAHO), por medio del primer Congreso de Trabajadoras del Hogar, que tuvo lugar en Bogotá, Colombia.
En esa reunión se discutieron diversos asuntos, pero resaltaron la enorme discriminación que sufren las personas que se dedican a este trabajo, la falta de leyes que les amparen, el establecimiento de un pago digno por su labor y el derecho a una protección social por parte de los estados.
Por esta causa, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó en 2011, por medio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), un tratado histórico donde se creaba un Convenio para asegurar el Trabajo Decente para los Trabajadores/as Domésticos, generando así el primer documento regulatorio de este tipo de actividad económica.
Sin embargo, al día de hoy estas trabajadoras son víctimas de un sistema que ya las excluía. Con la pandemia del nuevo coronavirus se ha puesto de manifiesto aún más su vulnerabilidad y exclusión, y la desigualdad de derechos con respecto al resto de los trabajadores, por lo que ahora, al aplicar medidas de protección, no están incluidas.
Existe un Día Internacional del Trabajo Doméstico, que se conmemora el 22 de julio, pero esta celebración está dedicada especialmente para visibilizar la participación femenina en el trabajo de los hogares, y la muy mala remuneración que obtienen estas mujeres.
El trabajo doméstico existe a través de la historia de la humanidad y siempre ha sido realizado por las personas cuya condición económica o racial es la menos favorecida, pero en su gran mayoría son mujeres.
Este incluye diversas actividades, entre ellas: Limpieza y orden del hogar; Trabajos manuales de gran demanda (Por ejemplo, en las haciendas, la recolección de la cosecha, la doma de caballos o el mantenimiento de las máquinas); Cuidado de niños, personas con alguna discapacidad y ancianos; Elaboración de alimentos; Planchado y arreglos de prendas de vestir; Cuidado y poda de los espacios vegetales (Jardines); Mantenimiento del hogar (Plomería, electricidad, pintura de la fachada, etc.).
Pero el trabajo doméstico no sólo lo hacen las trabajadoras del hogar. La doble jornada laboral implica que prácticamente todas las mujeres (trabajen dentro o fuera de casa) realizan labores domésticas no remuneradas. Una de las peores cosas en el trabajo doméstico no sólo es la inexistencia de remuneración económica, sino el nulo pago simbólico que por esta actividad existe, debido a que casi nadie ve, ni valora las labores domésticas. En la mayoría de los casos, los integrantes de la familia, sobre todo los hombres, pocas veces contribuyen o respetan este tipo de trabajo.
Con esta celebración se exhorta a reconocer a nivel gubernamental la importancia de esta labor, la cual se ha visto particularmente afectada por estos días, pues con el obligatorio confinamiento en los hogares y el miedo al contagio, ahora no es necesario su servicio. Por eso se insta a impulsar un cambio a favor de este gremio, poco valorado en otras sociedades.
Referencias
Sitio web diainternacionalde.com
Sitio Vida nueva
Sitio web milenio.com

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