Llama la atención cómo el Tribunal Supremo Electoral ha inhabilitado al ex presidente Evo Morales, líder del Movimiento Al Socialismo, el cual durante catorce años representó a las grandes mayorías de los ciudadanos del país, los más desposeídos y olvidados por centurias de explotación.
Con desvergonzados subterfugios y falacias, el gobierno de facto, golpista y pro-imperialista que ilegalmente asumió el poder en la República Plurinacional de Bolivia intenta imponer sus designios, los cuales están estrechamente vinculados a los intereses oligárquicos locales y a las crecientes apetencias de Washington sobre esta nación del sur latinoamericano.
A nivel internacional se va conociendo la realidad de lo acontecido en ese ancestral territorio y quienes son los máximos responsables de la asonada golpista, esa que tiene el beneplácito de la Casa Blanca, principal instigador a través de sus agencias y embajada en ese territorio, del asedio contra el ex dignatario Morales, el único que elevó los indicadores económicos de ese pueblo con mayor grado de inclusión y justicia social, nunca antes conocido.
Los opositores a Evo, en contubernio con Estados Unidos, tejieron una madeja de mentiras y desinformación alrededor del MAS y sus dirigentes con el fin de desacreditarlo por temor a su empuje como movimiento político y social profundamente enraizado por su esencia humanista y de salvaguarda de los recursos nacionales.
Pero Bolivia despertará y continuará demostrando que un mundo mejor es posible sin la intervención yanqui ni del Fondo Monetario Internacional que exprime a los pueblos.