La Casa Blanca con la presidencia de Donald Trump continúa vulnerando el derecho internacional y la Carta Fundacional de Naciones Unidas. 

El dignatario estadounidense, de manera unilateral y sin tener en cuenta los acuerdos erigidos por la Organización de Naciones Unidas sobre el caso Palestino-Israelí, decidió dar a conocer lo que denominó “Acuerdo del Siglo” repartiendo los territorios palestinos y dividiendo la zona al antojo y los intereses de Tel Aviv y Washington.

Resulta inconcebible que mantenga la ocupación y los asentamientos israelíes en Gaza y tierras históricas de Palestina, obviando las fronteras anteriores a 1967 como establece la ONU con apoyo abrumador de la comunidad internacional, de ahí el rechazo mayoritario de los palestinos y otras naciones árabes y del mundo, los cuales han denominado el acuerdo como “Falsa o Fraude del Siglo”.

Asimismo, el documento niega el derecho de los palestinos al retorno a sus territorios, y sustenta a Israel en las mejores condiciones en Jerusalén, lugar sagrado donde EE.UU. abrió su embajada, violando lo establecido por el organismo rector representado por Naciones Unidas.

No puede asumirse como acuerdo entre las partes algo que fue concebido entre Israel y la Casa Blanca sin la presencia ni anuencia de la autoridad palestina. Ello constituye una arbitrariedad que coadyuva a la no solución real y definitiva del conflicto, y es contrario a la convivencia pacífica entre las partes.

Este tipo de acciones exacerba las protestas en las tierras ocupadas de Palestina y no contribuye a mejorar las relaciones entre ambos pueblos, como tampoco impulsa la paz en el Oriente Medio, zona que ha sido desestabilizada por intereses económicos y geopolíticos de las grandes potencias con protagonismo de Norteamérica, que ha encabezado guerras como las de Libia e Iraq.

También intervienen ilegalmente en Siria, extraen recursos naturales de esa nación y mantienen un accionar violatorio de las leyes, además de su actuar irresponsable y beligerante, que ha fomentado muertes y traído consigo millones de ciudadanos desplazados, los cuales de forma desordenada e incontrolable han arribado en su mayoría a la Unión Europea. Estos hechos causan dificultades también a los aliados de EE.UU., pues esa migración de profundo carácter humanitario ha dejado, además, miles de fallecidos en las peligrosas y complejas travesías por esos mares con destinos al viejo continente.

La verdadera paz en el Oriente Medio llegará cuando se respete el derecho inalienable de las naciones a la autodeterminación y sean erradicadas las intervenciones militares, injerencias foráneas y cada país del área alcance con diálogo civilizado y de igual a igual, la tan anhelada concordia que permita el desarrollo sostenible, la colaboración y el comercio seguro en esta importante región del planeta.