A pesar de que la oposición al gobierno de la República Bolivariana de Venezuela aglutinada en la Asamblea Nacional, destronó por mayoría de votos a Juan Guaidó quien fungía como presidente, este no deja de actuar como bufón de Washington y particularmente de Donald Trump y el séquito de allegados que cada vez lo embaucan más.
Resulta que Guaidó no acepta su destitución aludiendo maniobras fraudulentas, y una vez más se autoproclama ilegítimamente en calles públicas, no solo “Presidente interino del país”, sino también del Parlamento, mientras la contraparte de la nueva directiva, (también parte integral de los partidos opositores) informa a los medios de comunicación internacionales que la elección se hizo como estipulaba la Constitución y que a este señor lo que le faltaron fueron votos que avalaran su reelección.
Lo que sin dudas se pone de manifiesto en este tira y encoge entre los partidos de derecha y contrarios al chavismo es la profunda división interna que presentan por disímiles intereses, esencialmente económicos, los cuales conllevan a que existan pugnas entre grupos por el poder. Las partes en conflicto - dígase los seguidores de Guaidó y quienes lo depusieron- denuncian prácticas de corrupción, manipulaciones, desvío de recursos, entreguismo, etc.
Y aunque a decir de la nueva directiva, el objetivo fundamental de su labor lo encaminará a mejorar la economía y solventar lo que irónicamente han dado en llamar “crisis humanitaria”, no exponen nada sobre los verdaderos responsables y cómplices de la escasez de mercancías, a pesar de conocer al detalle quiénes impusieron la guerra económica, las sanciones, la desestabilización, el robo de sucursales de PDVSA y del dinero en bancos extranjeros. También hay mutismo sobre el bloqueo de activos y bienes de la República de Venezuela en Europa, Estados Unidos y otros países tradicionalmente obedientes de Washington. No se ha conocido mayor desfachatez en la era contemporánea.
Tampoco los dirigentes en estreno de la Asamblea han abordado que es el Estado que preside Nicolás Maduro el único que viene garantizando la canasta básica alimenticia y los medicamentos esenciales para los millones de ciudadanos que conviven en ese territorio. Y no dicen que gozan de salud y educación gratuita, más jubilación y seguridad social debido a las políticas inclusivas desarrolladas por el proceso bolivariano, otrora inexistentes durante la IV República.
Igualmente omitieron informar en el nuevo Parlamento que el señor Guaidó y muchos de sus socios, -algunos todavía diputados-, apoyaban la intervención militar de la Casa Blanca en ese país, así como los actos terroristas, los Golpes de Estado, el bloqueo, la violencia y subversión sistemática contra las instituciones socio-económicas que abastecen de alimentos y productos fundamentales al pueblo.
Asimismo, y aunque se evidencia el descrédito y la falta de ética del personaje Juan Guaidó, algunos gobiernos y aliados de Trump siguen apostando a los desatinos y turbios manejos financieros del también “autoproclamado presidente”, el cual está convirtiéndose en guión de burla de varios humoristas en el mundo por la sátira, aunque con fines delictivos, que este y sus patrocinadores decidieron escribir.
No pueden culpar a Maduro o al Partido Socialista Unido de Venezuela. PSUV, por las gansadas y los errores de dirigentes de la oposición venezolana los cuales no han sido capaces de proponer viables proyectos económicos y políticos, y menos estar listos a salvaguardar a la Patria con la Unión Cívico- Militar que garantiza, con las Fuerzas Armadas Bolivarianas, la soberanía nacional ante cualquier intento de agresión foránea.
La ultraderecha solo ha dado muestras de crecientes ambiciones personales y de aspirar a seguir abultando sus bolsillos a costa del sudor y el sacrifico de millones de hijos de la tierra de Bolívar.
Venezuela tiene derecho a vivir en paz, y a sustentar su destino soberano e independiente con el espíritu solidario y de complementación entre los pueblos de América Latina y el Caribe, sueño por el que lucharon y dieron la vida sus próceres.