El asesinato, prácticamente anunciado, del general iraní Qasem Soleimani, ha sido la variable de los asesores políticos y del Pentágono para evitar la posible salida del presidente Donald Trump, de la Casa Blanca y evitar la pérdida de los billones de dólares que ingresa, cada año, el megamonopolio (Complejo Militar Industrial de los Estados Unidos, en ventas de armas al Oriente Medio, lugar donde se encuentran las mayores reservas de hidrocarburos, entre otros recursos minerales importantes.
La respuesta del gobierno iraní se materializó el pasado miércoles cuando Teherán atacó bases militares de tropas estadounidenses en Irak. Un comunicado de los Guardianes de la Revolución iraní expresa la advertencia a los aliados de Washington que ofrecen su territorio como bases contra Irán.
De esta manera el señor Trump se ha servido la mesa, literalmente, y tratará de sensibilizar, dentro de unas horas (16:00 pm), a la nación estadounidense con un discurso retórico y pleno de símbolos nacionalistas del cual se espera dure más de 40 minutos –como es lógico a quien prefabrica su permanencia en el poder, con el objetivo de alcanzar el máximo en las próximas elecciones-, y adelantaba ayer en su cuenta de Twiter: “Tenemos la más poderosa y bien equipada fuerza militar en el mundo, de lejos. Haré una declaración mañana por la mañana”.

Claro no será por la mañana de hoy, que ya habría ocurrido, pero deja claro que su mensaje no es al pueblo norteamericano, sino una amenaza al resto del mundo. De esta manera se esboza el peligro de conducir al planeta a una tercera guerra nuclear, en la que (no se trata de ciencia ficción) solo una minoría de la población mundial tendrá derecho a “invernar” del efecto atómico, en los bunkers subterráneos y subacuáticos.
Lo anterior demuestra que los círculos del poder mundial (léase Tea Party) comienzan a moverse en sentido contrario a las manecillas del reloj, salvo que el tiempo no podrá detenerse en ese conteo regresivo que incentiva la visión apocalíptica para una especie que nunca como ahora estuvo tan cerca de su autodestrucción.