El pueblo de Chile ha demostrado con multitudinarias movilizaciones que está hastiado de las políticas neoliberales y profundamente desiguales que ha instrumentado el gabinete de Sebastián Piñera.
No es casual que los ciudadanos de forma mayoritaria hayan expresado la necesidad de sustituir la Constitución de la era pinochetista y promulgar una Asamblea Constituyente con representatividad de todos los sectores de la sociedad.
Son varios los reclamos de millones de hombres y mujeres chilenos que durante décadas han sufrido por las ambiciones de poder y riquezas de una minoría que atesora un alto porciento de los recursos de esa nación.
De igual manera se demanda Educación y Salud gratuita para toda la población sin distinción de clase ni raza. Resulta inconcebible que en ese país existan abismales desigualdades y el nivel de encarecimiento de los servicios y vida de la población sea insostenible por los altos precios y el endeudamiento de las familias.
Igualmente hay descontento por el manejo de la privatización de las pensiones, lo cual crea desconfianza e inseguridad a los jubilados y en general a los trabajadores que aportan para esa sensible etapa de la tercera edad, sin reales garantías.
Las imágenes de represión por parte de los militares han recorrido el mundo y han recordado al pueblo chileno y a la opinión pública internacional los infames años vividos con la dictadura de Augusto Pinochet.
Hay muertos, afecciones visuales y respiratorias, heridos de bala, atropellos y vejámenes a jóvenes y personas inocentes las cuales vienen protestando ante tanta felonía y agresión a compatriotas que exigen sus derechos ciudadanos.
En Chile se han denunciado importantes hechos de quebranto a los derechos humanos por parte de gendarmes, empleando palos, gases lacrimógenos, y balas que perforan la piel y laceran la vida.
La presencia de Allende está hoy más vigente que nunca. Sus ideas en favor de los más necesitados y desposeídos recorren las profundidades y también los lugares más inhóspitos de esa tierra del sur del continente.
Chile despertó reviviendo al hombre digno y de pueblo que fue Salvador Allende, el intrépido Presidente que fue objeto en 1973, de la vil traición de altos mandos militares que encabezaron el Golpe de Estado y generaron en ese país una de las masacres más horrendas de la historia. Miles de hijos del pueblo fueron masacrados, mutilados, asesinados y desaparecidos.
Así son las nefastas dictaduras, similares a las que impulsan los opositores oligarcas en complot con militares traidores al legítimo dignatario Evo Morales, en Bolivia. Pero como Chile hoy, esa República Plurinacional, también despierta.