La contundente respuesta de ¡Basta!, expresada el pasado domingo en las urnas por el pueblo argentino mostró el abrumador rechazo al salvaje neoliberalismo instrumentado por el gobierno de Mauricio Macri. La amplia movilización significó una esperanza para millones de hijos de esa y otras naciones, del Sur del continente.
Ello se pudo constatar con los resultados de las denominadas elecciones primarias paso, obligatorias en la República Argentina, y cuales indicaron de manera fehaciente cómo van despertando los pueblos ante las políticas de desempleo, desigualdad social, altos costos de los servicios básicos, y el creciente saqueo de los recursos y endeudamiento externo del país alcanzado con el macrismo.
Más del 47 porciento de los ciudadanos votaron por la fórmula de unidad promovida por Alberto y Cristina Fernández quienes han logrado cohesionar disímiles fuerzas a favor de la salvaguarda de la Patria y en apoyo a las mayorías que sufren los vejámenes de una administración que en estos años tres años y medio de mandato legisló más para los ricos, en detrimento de millones de compatriotas que estudian, trabajan y construyen futuro, anhelando alcanzar un mundo mejor.
A solo dos meses de las presidenciales de octubre estas elecciones primarias avizoran la pujanza del Frente de Todos presidido por los Fernández que han sabido aglutinar el potencial de los argentinos para enfrentar la descabellada estrategia económica de Macri la cual ha dejado sin empleo y en condiciones muy precarias a millones de personas, y cual tiene como resultado una distribución de las riquezas cada vez más desigual, e injusta.
El accionar de este pueblo es también una alerta a los gobiernos de derecha y ultra reaccionarios del hemisferio que se “preocupan” de manera exacerbada por el destino de Venezuela y muy poco por el de sus poblaciones, víctimas de la violencia, las drogas, corrupción, las inequidades y pobreza extrema.
El llamado Grupo de Lima, la Organización de Estados Americanos y sus patrocinadores deben mirar hacia dentro de sus naciones con mayor profundidad. Y al mismo tiempo por decencia y sentido de humanidad deben dejar de injuriar, apoyar el golpismo, la injerencia foránea, los bloqueos y las agresiones que en contubernio con Washington se escenifican de forma criminal, contra la República Bolivariana.
Venezuela como cualquier otro Estado del orbe tiene derecho a construir el modelo político, económico y social que estimen conveniente, por muy diferente que resulte al que proyecta la derecha neoliberal. Debe respetarse la institucionalización de ese país el cual cuenta con un gobierno elegido en las urnas.
Y el Plan de la Patria concebido para todos los ciudadanos en el territorio de Bolívar tiene como principal pilar el desarrollo con mayor equidad social, y ofrece oportunidades de avance del conocimiento y prosperidad para sus coterráneos por igual, sin distinción de clase, raza, o credo.