Solo de ridícula y violatoria del derecho constitucional refrendado en la Carta Magna de los Estados Unidos puede catalogarse la medida implementada por Washington de prohibir a sus ciudadanos viajar a Cuba, nación pintoresca y hospitalaria del Caribe que no representa peligro alguno para Norteamérica.
Vergüenza debe sentir la administración que preside Donald Trump al asediar de manera tan burda y criminal al pueblo cubano que trabaja, estudia y construye una sociedad más justa y solidaria a todas las que le antecedieron durante décadas de república mediatizada, neocolonial.
La Mayor de las Antillas cuenta con una larga historia de lucha por su independencia y en contra de las intervenciones e injerencias extranjeras en los asuntos de los países. De ahí que los millones de habitantes que en ella conviven no puedan entender y menos aceptar, la obcecada y genocida política de bloqueo económico, comercial y financiero de la Casa Blanca y cual además insiste en recrudecer, a pesar de ser obsoleto e injustificado, y contar con el contundente rechazo de la mayoría abrumadora de la comunidad internacional.
Unos 60 años de cerco, agresiones y perenne hostilidad contra la pequeña tierra cubana tiene en su haber el gobierno de los EE.UU. Más de diez administraciones norteamericanas han impulsado ignominiosas estrategias con el propósito de destruir la Revolución, pero todas resultaron infructuosas ante el empuje de un pueblo patriótico, instruido y consciente.
El señor Trump continúa cometiendo garrafales errores en política exterior y ello se debe en gran medida a su compromiso con la pandilla de oportunistas y ultra reaccionarios aglutinados a su alrededor entre los que se ubica el señor Marco Rubio, un profundo desconocedor de la realidad de la Isla y solo defensor de sus intereses personales los cuales atiende por encima de los demandados por los estadounidenses.
Empresarios, agricultores, industriales, y ciudadanos comunes de esa nación del Norte de América no pueden comprender, el por qué su gobierno sostiene por más de medio siglo una política tan disparatada e insensata contra Cuba. Y esa misma pregunta se la hacen a diario millones de seres humanos del planeta los cuales añaden: ¿Hasta cuándo señores imperialistas? Basta de atropellos e injusticia.