Las acciones subversivas y de guerra mediática de Washington, realizadas por el Comando Ciberespacial del ejército de los Estados Unidos, tiene en los nuevos corsarios del ciberespacio: hackers al servicio de las agencias de inteligencia norteamericanas y el propio Comando Ciberespacial, una extensión de su ejército que posibilita lanzar misiles-gusanos para destruir sistemas de infocomunicaciones en cualquier nación, dentro de los objetivos hegemónicos de Washington- como ha sucedido recientemente en el ataque a la infraestructura de generación eléctrica en la República Bolivariana de Venezuela.
Detrás y en lo profundo de tan letales acciones bélicas, se esconde mucho más de lo que ahora es visible para los millones de usuarios de la Internet: los intereses de establecer servidores de dominio, a escala internacional, que permitan espiar con total y absoluta libertad a los usuarios de todo el mundo.
La vulnerabilidad de las rutas dispuestas para los usuarios de la Internet, condiciona el establecimiento de sistemas de vigilancia cada vez más sofisticados y el perfeccionamiento de los hackers, los ha convertido en corsarios de la nueva dimensión universal, sin huso horario, y donde circulan y convergen los intereses de los representantes de los círculos de poder para obtener beneficios directos de las ventas y tráfico de información valorada en millones de dólares cada segundo.
Especialistas afirman que las advertencias de la megacorporación Microsoft, no son infundadas al prevenir que las Pc, personales y cualquier tipo de sistema doméstico conectado a la internet resulta vulnerable al fallo de seguridad denominado "Freak", una forma de crear la tapadera para garantizar el ambiente de inseguridad (de hecho lo es para los cibernautas) al controlar estos dispositivos desde los centros de inteligencia militares como el propio Cibercomando espacial, en las estrategias de la Casa Blanca y el Pentágono.
Breakfreak, es un juego de palabras que en su traducción al idioma inglés no diga nada; pero funciona para definir un “puente roto”, como sucedió en las plataformas de Facebook e Instagram.