El presidente Donald Trump, ha comenzado el inicio de la mayor pesadilla que puede involucrar en un conflicto bélico de impredecibles consecuencias a toda la región del Sur, en su empeño por destruir a la Revolución Bolivariana de Venezuela, a cualquier costo, tanto de vidas de militares estadounidenses como de los efectivos de las Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), en estado de alerta en la frontera con Colombia, específicamente en el municipio San José de Cúcuta, capital del departamento Norte de Santander donde pretenden concentrar miles de personas para un “concierto” de recaudación de fondos y el paso de la “ayuda humanitaria”, como proyección de una supuesta crisis en Venezuela.

No es difícil imaginar la presencia en el convoy de “ayuda”, de mercenarios de Blackwater: tropas especiales con una larga estela de participaciones en guerras locales y al servicio de megatransnacionales. ¿Por qué se involucra, en esta coalición imperial, el magnate Richard Branson?

Branson y Trump resultaron competidores de un reality de la Fox, denominado The Rebel Billionaire (2004), en el cual participó para destronar a Donald Trump, entre varios concursantes que debían probar su capacidad empresarial, en The Apprentice.

El multimillonario Branson, tiene un poder monopólico en el mundo de las disqueras que lo llevó a obtener capital suficiente para controlar líneas aéreas británicas, europeas y de otros países de Asia, además de controlar –como propietario importantes plataformas de comunicación- hasta convertirse en la 12 personalidad más poderosa financieramente en el Reino Unido de Gran Bretaña. De ahí la posibilidad de encubrir este apoyo intervencionista, mediante la realización de un “Concierto”.

La vocación mercenaria del señor Branson se inició desde la creación de su primera empresa de mercadería de discos pirateados y saldos que vendía en Londres, utilizando su automóvil como punto de venta y respondiendo a pedidos de correo.

Estos inicios en la piratería de discos, le permitió hacer un estudio de grabación en la Islas Vírgenes británicas que es su propiedad, además de poseer bienes raíces en Antigua y Barbuda lo cual permite evadir impuestos en Gran Bretaña y aumentar sus arcas en estos paraísos fiscales, ubicados –precisamente- en esta región del mundo en la cual pretende establecer su megaimperio, con el apoyo a los intereses del señor Trump.

Según la página digital del Sunday Times, de fecha 13 de octubre de 2013, el dueño del grupo Virgin decidió fijar residencia, junto con sus dos hijos, en su isla caribeña de Necker para no pagar tantos impuestos en su país.

Actualmente es propietario de una empresa de turismo espacial, la Virgin Galactic, con licencia de tecnología financiada por el cofundador de Microsoft, Paul Allen, lo cual le vincula directamente a la Lockheed Martin (NYSE: LMT)– originada por la fusión, en marzo de 1995, de los gigantes Lockheed Corporation y Martin Marietta- compañía de la industria aeroespacial, vinculada al Complejo Militar Industrial de los Estados Unidos, con grandes recursos en tecnología avanzada y experiencia en producir naves para realizar una guerra global.

Branson vendió su compañía Virgin Mobile, al Reino Unido para establecer su monopolio de la televisión por cable, banda ancha, y la compañía telefónica NTL/Telewest, por casi mil millones de euros, lo cual se revierte en 8,5 millones de libras, cada año, para usar el nombre de Virgin Media, y se coloca de esta forma entre los controladores de plataformas ciberespaciales lo que le vincula, de igual forma, a los centros de espionaje e inteligencia de la coalición imperial conformada por Estados Unidos, Gran Bretaña, fundamentalmente.

Sus incursiones en mercados como la producción artificial de bebés, está representada en la firma comercial Virgin Health Bank, fundada en febrero de 2007, ofreciendo a los clientes millonarios tener la oportunidad de almacenar la sangre del cordón umbilical de su bebé (células madre en privado y bancos públicos de células madre).

En ese año, The Apprentice -programa de televisión estadounidense de la cadena NBC- donde participan de 16 a 18 empresarios que compiten por 250.000 dólares y un contrato para dirigir una de las empresas de Donald Trump, fue interrumpido. Sin embargo el presidente de la NBC, Kevin Reilly, aseguró que todavía estaba en conversaciones con Mark Burnett y Trump, quien anunció regresarlo a las pantallas.

Hace unos días, el 15 de febrero, Branson, publicó en su página oficial y en las redes sociales: “Como sé una o dos cosas sobre el negocio de la música, y tengo la edad suficiente para recordar cómo los conciertos de George Harrison para Bangladesh y el Live Aid de Bob Geldof llevaron el mundo a la acción, me ofrecí a organizar el "Aid Live Venezuela”. Una verdadera falacia que pretende confundir a quienes no ven el real peligro de recaudar más de 100 millones en un “Concierto” que representaría la muerte de miles de personas en la guerra contra la República Bolivariana de Venezuela.
Pie de foto: Branson y Trump, en 2002.