“Nada me sorprende/
Ni el canto de los lobos/
Ni de las hienas su aullido”. RSM.
Tal como si fuera en los tiempos del imperio romano, el secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo, recibió el ofrecimiento del nuevo presidente brasileño, Jair Bolsonaro, para instalar una base militar en el estado de Baranhao, donde se encuentra la base espacial Alcántara del gigante sudamericano.
“Estamos muy interesados y se está negociando un acuerdo de salvaguardas tecnológicas con Brasil, que liberará una licencia para lanzamientos de vehículos espaciales y satélites de Estados Unidos”, declaraba a un diario brasileño el representante estadounidense, al recibir la aprobación anticipada de las solicitudes encubiertas acordadas –desde el momento que Estados Unidos decidió contribuir a la elección de Bolsonaro a la presidencia de Brasil.
Bolsonaro resultó el candidato que posibilitaría la expansión de la influencia económico-militar (léase Complejo Militar Industrial) de Washington hacia toda la región del Sur, con el propósito de continuar la ofensiva imperialista que ya está presente en bases militares en Argentina (región de El Chaco), Honduras y Colombia, el triángulo condiciona las operaciones a corta escala contra gobiernos como el de Venezuela y Bolivia, por citar algunos.
Así lo corrobora Pompeo: "Esto es algo que estamos siempre evaluando en Estados Unidos, cuál es la mejor forma de tener buenos aliados en la región, en el mundo, dónde y cuándo instalar nuestras bases militares".
El 20 de diciembre de 2013, escribí un artículo bajo el título: El oscuro camino del vía crucis y retomo uno de sus párrafos que se ajusta a lo anterior: “Para Latinoamérica, específicamente, se abre una nueva etapa que no incluye las predicciones felices y mucho menos la glorificación porque un Papa, nacido en el Sur, ocupe el cargo de Sumo Pontífice en el Vaticano. Más allá de los esfuerzos por garantizar la unidad de nuestras naciones, mediante el ALBA, la CELAC, las asociaciones regionales (del Sur) con proyectos para el desarrollo y la cooperación; el gobierno norteamericano ha dispuesto una ofensiva sostenida en la estrategia para la segmentación de nuestras naciones latinoamericanas.
Un ejemplo reciente se observa en los intentos de golpe de estado en la República Bolivariana de Venezuela. El modus operandis es prácticamente similar al de intentonas golpistas anteriores: ataques mediáticos, tergiversación de la realidad (fotografías y videos) de conflictos en otras latitudes, asesoría de los servicios de inteligencia y presencia de diplomáticos estadounidenses en actividades subversivas”.
De esta forma se esboza la nueva ofensiva norteamericana y el recrudecimiento de las agresiones contra Venezuela. “Queremos trabajar para que la democracia sea restaurada” en Venezuela, aseguró Pompeo, quien celebró el primer pas(ct)o de Bolsonaro como representante de los Estados Unidos en Sudamérica.