En nuestros días, diferentes estudios científicos han confirmado que los compuestos activos, de la cúrcuma, en especial la curcumina, poseen propiedades curativas que la convierten en un ingrediente cada vez más valorado en la dieta y en la fitoterapia.

Conocida también como cúrcuma longa, es una especia de intenso color amarillo que desde hace miles de años se utiliza en la India tanto en la cocina como en la Medicina Tradicional.

Además de aportar aroma y color a platos como el curry, es una raíz, perteneciente a la familia del jengibre, contiene aceites volátiles, fibra dietética, vitaminas y minerales que le confieren beneficios notables para la salud.
La curcumina destaca por su capacidad antiinflamatoria y antioxidante, lo que ayuda a neutralizar los radicales libres responsables del envejecimiento celular y de muchas enfermedades crónicas.
La cúrcuma no solo influye en el cuerpo, sino también en el bienestar emocional.

Según la Medicina Tradicional china, su uso está indicado para tratar estados de tristeza o depresión.

Otras investigaciones recientes refuerzan esta visión al señalar que estimula la producción de serotonina, favoreciendo la reducción del estrés y mejorando el estado de ánimo. Por este motivo, resulta especialmente útil en casos de depresión estacional o emocional.

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