Consumido desde hace generaciones en el sudeste de Asia, se produce mediante la infusión del té verde con la fragancia de las flores de jazmín; también es posible utilizar otras variedades de té, aunque esta opción tiende a ser la más común. 

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Además del sabor y la fragancia, beber té de jazmín ofrece varios beneficios para la salud.

Ayuda contra el estrés y la tensión y favorece el control del colesterol, pues puede ayudar a disminuir la formación del colesterol malo gracias a su contenido de polifenoles. Esto, entre otras cosas, mejora la salud del sistema cardiovascular; reduce las posibilidades de padecer resfriados y gripe, debido a su composición de compuestos antioxidantes como los polifenoles.

El té de jazmín ayuda a fortalecer el sistema inmunitario y, a su vez, disminuye el riesgo de problemas como la gripe y el resfriado. De hecho, un consumo moderado de este té puede se asocia a un menor riesgo de EPOC; ayuda a bajar de peso y promueve el desarrollo de bacterias beneficiosas, que ayudan al cuerpo a cumplir varias tareas importantes, como la digestión. Además, ayuda a mejorar la circulación y a reducir el riesgo de diabetes.

¿Cómo preparar mejor este té?

Usaremos dos bolsitas de té negro, cuatro flores de jazmín blanco y un litro agua a punto de hervir. Antes que comience a hervir agregamos los pétalos de cuatro flores de jazmín blanco, solo los pétalos y luego agregamos las bolsitas de té negro, dejamos reposar por 10 minutos y ya lo podemos endulzar, preferiblemente con miel y beber a cualquier hora.

¿Tiene contraindicaciones?

Estudios han revelado que el té de jazmín no contiene reacciones negativas en el organismo, excepto aquellos casos muy aislados donde la persona presente una reacción alérgica.  De todos modos, como siempre decimos, consulte a su médico. 

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