Es una hierba leñosa, muy ramificada, de hasta 80 cm de altura. Sus flores relativamente grandes, solitarias o en pequeños grupos; pueden ser de color blanco o violeta.

Su origen está en Madagascar (África sur oriental), actualmente extendida por regiones tropicales de todo el mundo.

Se considera una planta ornamental, pero además es fuente industrial de materia prima de alcaloides con propiedades antitumorales.

El cocimiento de sus pétalos se emplea para enfermedades de los ojos como nubes, conjuntivitis, carnosidades y para fortalecer la vista.

Se le atribuyen propiedades antibióticas, tanto en infecciones internas como en la piel, para bajar la presión arterial, el colesterol y curar la malaria.

Para la conjuntivitis se necesitan de 5 a 7 flores y las colocamos en un recipiente con agua y lo ponemos a hervir hasta que veamos un cambio de color en el agua.

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Después dejamos reposar y lo metemos al refrigerador. Cuando se enfríe, con algodón aplicamos el preparado en los ojos permitiendo que entre un poco y toque la membrana afectada. Dejamos los algodones de 10 a 15 minutos en los ojos y sentiremos alivio pronto.

Es útil en casos de laringitis, faringitis y dolor de muelas. Contiene alcaloides como la vincristina y la vinblastina que poseen potentes propiedades contra tumores benignos y malignos, cuyo uso está plenamente reconocido por la práctica médica y se emplean para elaborar medicamentos, especialmente contra la leucemia, cáncer de seno, cáncer testicular, neuroblastoma, enfermedad de Hodgkin y otros linfomas. 

Sin embargo, se recomienda emplearla con gran precaución, si es posible bajo la asesoría de un médico, ya que posee sustancias que pueden ser tóxicas tanto para las células malignas como para las células sanas del organismo.