El Generalísimo Máximo Gómez Báez, oriundo de Baní en República Dominicana, tuvo un rol destacado en las gestas independentistas cubanas del siglo XIX. Contaba entonces con experiencia militar legada por su accionar rebelde y de combate en batallas desplegadas por la emancipación, también, de su país.
Gómez decidió trasladarse a Cuba en un contexto de despertar de la Isla frente al colonialismo español. Transcurría el año 1860 y su estancia en la Mayor de las Antillas le permitió conocer de cerca su realidad, la crudeza de la esclavitud y el férreo sistema de explotación impuesto a los criollos y a la población en general de la nación caribeña. En él crecieron sentimientos de libertad frente a la injusticia lo que contribuyó a su aproximación a grupos con ideales independentistas que preparaban la contienda emancipadora del 10 de octubre de 1868, y solo seis días después del Grito en La Demajagua se sumó a las huestes mambisas, participando en misiones, combates y extraordinarias tácticas militares frente al ejército español.
Para el 4 de noviembre de 1868 ya dirigía la reconocida primera carga al machete en Pino de Baire, con solo un pequeño grupo de hombres armados, derrotando en pocos minutos a dos compañías españolas. La historiografía recoge que el binomio machete-caballería, que tanto Gómez como otros aguerridos miembros del Ejército Libertador utilizaron, logró atemorizar al enemigo.
Luego de la muerte del General Donato Mármol en 1870 pasó a dirigir la División de Cuba (Oriente), encabezó la invasión a Las Villas para luego extender la guerra al centro y occidente del país, alcanzando además en el contexto de esta gesta otras responsabilidades. Su actuar corajudo y la eficacia de sus conocimientos le hicieron acreedor muy pronto del ascenso a Mayor General por el entonces presidente de la República en Armas, Carlos Manuel de Céspedes.
Entre las batallas más trascendentes en que se destacó está la de Las Guásimas, donde además participaron otros significativos jefes militares como Antonio Maceo y Julio Sanguily, entre otros. Al mismo tiempo también tuvo protagonismo en otras importantes acciones como las del cruce de la Trocha de Júcaro a Morón, y en decenas de misiones desplegadas en esos años contra los peninzulares.
Es considerado uno de los líderes del movimiento insurgente más eficaz por sus maniobras militares desde la primera epopeya por la independencia, la cual quedó frustrada en 1878 con el Pacto del Zanjón y los flagelos presentados durante la campaña, entre los que se ubican: el regionalismo, caudillismo, las divisiones internas, enfermedades, etc. Y posterior a este acuerdo de paz sin independencia, el Generalísimo decide trasladarse con su familia a Jamaica, y en 1879 a Honduras, país donde residió y trabajó.
Sin embargo, Gómez no cejó en su empeño de luchar por la libertad de Cuba, y trasladado a Costa Rica restableció encuentro con Antonio Maceo y contactó al Apóstol José Martí. Ello fue suficiente para sumarse a la preparación de la Guerra Necesaria de 1895 que dió continuidad a la anterior hazaña anticolonial, y con la anuencia de los principales oficiales de la anterior contienda, se incorpora a la máxima dirección militar de esa gesta.
Con Gómez firma Martí el histórico Manifiesto de Montecristi en Dominicana, donde queda plasmada la ideología de independencia y de la guerra, expresando que esta no era contra los españoles, sino frente a las autoridades coloniales de España en la Isla.
Y en abril del ´95 desembarcaron en Playitas de Cajobabo el Apóstol y el Generalísimo, y en esta nueva guerra, Gómez es designado en el cargo de General en Jefe, mientras Maceo es nombrado Lugarteniente General. Lamentablemente, semanas después caería en Dos Ríos el Héroe Nacional, José Martí.
La invasión desde Oriente hasta Occidente sería encabezada por Gómez y Maceo, desde los Mangos de Baraguá hasta Mantua, logrando ambos una apropiada coordinación. Aplicaron con éxito maniobras de guerra de guerrilla y combate campal.
Gómez efectuó movimientos constantes y precisos, aplicó la denominada Campaña Circular en Camagüey, la Trocha de Júcaro a Morón, la contienda de Las Villas, y estableció sistemas de cercas, puestos militares y fortines que eran considerados inexpugnables. Desarrolló además el llamado Lazo de la Invasión, (retrocesos y avances que desconcertaban a los españoles), cortando las comunicaciones del enemigo y causando muchas bajas a esos contingentes de tropas, a pesar de contar con un número menor de efectivos en el Ejército Libertador, pero la táctica de guerrilla que aplicó fue muy efectiva.
La pérdida en combate de Maceo y su hijo Panchito Gómez en diciembre de 1896, le provocó un profundo dolor, pero no flaqueó y continuó sus acciones de guerra, designando entonces como nuevo Lugarteniente, al Mayor General Calixto García, encargado de extender la contienda en el departamento oriental. Miéntras él siguió operando entre Las Villas y Tunas, y los Generales Lacret y Mayía Rodríguez, en el occidente.
Gómez imprimió a sus tropas una profunda disciplina y era muy respetado por sus hombres y también por los enemigos. Consideraba además que los grados se ganaban en el combate, no por estrato social.
Al producirse la intervención de EE.UU en la gesta con el pretexto de la voladura del Acorazado Maine, el Generalísmo se encontraba luchando en el centro del país, y próximo al avance hacia La Habana donde esperaba sucediese el golpe definitivo al invasor que ya sufría múltiples derrotas, enfermedades, deserciones etc. Y se mostró indignado con la prohibición de que los mambises entrasen a Santiago de Cuba, disposición dictada por el general norteamericano Shafter, la cual era injusta y discriminatoria para los cubanos.
Luego de la intervención estadoundiense y claudicación de España se trasladó a la capital, a la Quinta de los Molinos, lugar donde fue recibido con alegría por la población ante su historia a favor de la independencia de Cuba. Y al instituirse la Asamblea del Cerro como Gobierno Provisional, formó parte de ésta, aunque no aceptó su dirección señalando su estrato militar y condición de extranjero, aspecto este último que traía entonces contradicciones con diputados.
Máximo Gómez, el Generalisímo, falleció en La Habana el 17 de junio de 1905. Y a pesar de su origen dominicano es considerado un glorioso patriota, también cubano, que dedicó gran parte de su fecunda vida a la libertad de la Isla. De ahí que el pueblo rinda tributo a su memoria y legado solidario e imperecedero de luchador por la independencia y contra todo vestigio de colonialismo, y explotación del hombre por el hombre.
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