El mayor del Ejército Libertador Ignacio Agramonte Loynaz oriundo de la ciudad de Puerto Príncipe, Camagüey, muere en combate el 11 de mayo de 1873, en la zona de Jimaguayú, liderando la caballería mambí frente a las huestes españolas.

Desde muy joven mantuvo inquietudes independentistas, a pesar de proceder de una familia de abolengo de la época y haber adquirido una formación cultural esmerada, hasta graduarse de la carrera de Derecho, en la Universidad de La Habana.

Por sus ideas emancipadoras se aproximó a los jóvenes que sostenían iguales sentimientos patrióticos. Su base de operaciones la estableció en su querido Camagüey, llegando a fundar centros de preparación militar, como el que logró establecer en el territorio de Jimaguayú.

Identificado con el Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, se une a sus acciones en 1868 durante el
levantamiento de La Demajagua, asumiendo la dirección de grupos de insurrectos en su provincia natal, y alcanzando posteriormente el cargo de Comandante de tropas mambisas.

El amor de su vida fue su esposa Amalia Simoni, unión de la cual nacieron sus dos hijos, Ernesto, fruto de la manigua y Herminia, esta última que no pudo llegar a conocer.

Fue seleccionado delegado a la Asamblea constituyente de Guáimaro en diciembre de 1868, lugar donde se dispuso la primera ley cubana de abolición de la esclavitud que él redactó y firmó, aunque limitada a los territorios bajo dominio de los revolucionarios. Pero este dictamen tuvo repercusión y obligó a España a poner en vigor la ley que liberaba a los esclavos menores de 11 y mayores de 60 años.

Ambas legislaciones que inicialmente no tuvieron grandes efectos, fueron responsables de la incidencia posterior en la erradicación de la esclavitud.

Agramonte tuvo roles destacados en actos conspirativos y alzamientos en la región camagüeyana, y fue encargado de redactar la primera Constitución de la República de Cuba, en febrero de 1869. 

Lamentablemente, en esa iniciada república existieron diferencias con Céspedes, contradicciones y notables discrepancias en estrategias y métodos por parte de líderes del movimineto insurgente, por lo cual renunció a su cargo.

Sin embargo, su fe y amor ilimitado a la Patria hicieron que continuase en la batalla por la soberanía de la nación, luchó además en el rescate a Sanguily el cual estaba prisionero del ejército español. Y sobre esa proeza Agramonte expresó; “Salí con ellos logrando alcanzar al enemigo en la finca de Antonio Torres, cargué por la retaguardia el arma blanca y los nuestros sin vacilar ante el número ni ante la persistencia del enemigo, se arrojaron impetuosamente sobre él, lo derrotaron y recuperamos al Brigadier Sanguily y cinco prisioneros más. Nuestra persecución le siguió a larga distancia hasta dispersarle por completo. El enemigo dejó once cadáveres. (…) Mis soldados no pelearon como hombres: ¡Lucharon como fieras!”.

Durante la contienda emancipadora del 68 participó en más de cien combates, su valor y sacrificio le granjearon el respeto de su tropa. Sin embargo, al decidir como estrátegia acercar a las fuerzas enemigas al fondo del Potrero de Jimaguayú es sorprendido por efectivos españoles ocultos en las inmediaciones de un arroyo del entorno y es herido mortalmente con una bala en la sien derecha la cual lo desploma al suelo cubierto por la altura de las hierbas.

La caída del Mayor produce desconcierto en su tropa, Henry Reeve decide salir de Jimaguayú y encarga a Serafín Sánchez que busque el cadáver de Agramonte, lo cual no fue posible ya que lo habían retirado los españoles.

El Padre Olallo, desafió a los soldados españoles al solicitar conducirlo en camilla hasta el Hospital de San
Juan de Dios. Allí lavó sus restos mortales y rezó ante el cuerpo que luego fue incinerado y sus cenizas dispersadas.

Los españoles se propusieron silenciar lo que Agramonte representaba para los cubanos, intentaron borrar su ejemplo lo cual no fue posible por su trayectoria revolucionaria, anticolonial y de servicio a la Patria, gestos que lo ubican por siempre en la memoria de su pueblo, como símbolo de lucha por la independencia.

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