“Lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es que estemos aquí, lo que no
pueden perdonarnos los imperialistas es la dignidad, la entereza, el valor, la fi rmeza
ideológica, el espíritu de sacrifi cio y el espíritu revolucionario del pueblo de Cuba”.
Fidel, 16 de abril de 1961
Aquella tarde del 16 de abril, en la céntrica esquina de 23 y 12, un río de pueblo escuchaba el estremecedor
discurso del Comandante en Jefe Fidel durante la despedida del duelo a los milicianos que fueron masacrados por el artero bombardeo realizado –con aviones de la fuerza aérea estadounidense– contra los aeropuertos de Ciudad Libertad (del antiguo cuartel de Columbia), en La Habana; el de San Antonio de los Baños (al oeste de la capital): donde se encontraban los escasos aviones de las FAR; y el de Santiago de Cuba.
En las palabras de Fidel se perpetuaban las razones para declarar el Carácter Socialista de la Revolución Cubana, justo en aquella jornada histórica que pasaría a la historia de la Patria como el Día del Miliciano. En los rostros de cientos de hombres y mujeres, del pueblo uniformado, resultaba perceptible la determinación que llevaría a la victoria en las arenas de Playa Larga, en la Bahía de Cochinos: la primera gran derrota del imperialismo yanqui en América.
Aquel 16 de abril de 1961, recordaba Fidel: “Es la segunda vez que nos reunimos en esta misma esquina. Fue la primera en ocasión de aquel acto de sabotaje (al vapor francés La Coubre) que le costó la vida a casi un centenar de obreros y soldados. “Eso es lo que no pueden perdonarnos, que estemos ahí en sus narices ¡y que hayamos hecho una Revolución socialista en las propias narices de Estados Unidos!”.
Las horas subsiguientes, en la batalla de Playa Girón, marcarían otro gran acontecimiento de pueblo: la unidad de las tres principales organizaciones que lucharon contra la tiranía de Batista: el Movimiento Revolucionario 26 de Julio, con su Ejército Rebelde; el Directorio Revolucionario 13 de Marzo y el Partido Socialista Popular, como Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI). Nacía el Partido Comunista de Cuba.
Desde entonces, comenzó un proceso de perfeccionamiento de esta organización política partidista y, en 1962, con la instauración del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC), se posibilitó convertir aquella noche del 3 de octubre de 1965 –en el antiguo teatro Chaplin, actual Karl Marx– también,
en un acontecimiento histórico de connotación fundacional, cuando el PURSC adoptó oficialmente el nombre de Partido Comunista de Cuba y eligió a su primer Comité Central, encabezado por Fidel y Raúl, como primero y segundo secretarios, respectivamente.
Entre los acuerdos de la primera reunión de su Comité Central, destacaba Fidel:
“Y otro acuerdo aún más importante, en lo que se refi ere al nombre de nuestro Partido (Comunista de Cuba). Primero fuimos ori, en los primeros pasos de la unión de las fuerzas revolucionarias, con sus aspectos positivos y sus aspectos negativos; después fuimos Partido Unido de la Revolución Socialista, que significó un progreso extraordinario, un extraordinario avance en la creación de nuestro aparato político.
“Esfuerzo de tres años en que, de la cantera inagotable del pueblo, se extrajeron incontables valores surgidos de entre las filas de nuestros trabajadores, para llegar a ser hoy lo que somos en cantidad, pero sobre todo lo que somos en calidad”.
Entonces explicaba el porqué de este proceso de perfeccionamiento político partidista que se inició el 16 de abril de 1961:
“Pero Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba dice mucho, pero no dice todo; y Partido Unido da todavía la idea de algo que fue necesario unir, que recuerda todavía un poco los orígenes de cada cual. Y como entendemos que ya hemos llegado al grado tal en que de una vez por todas y para siempre ha de desaparecer todo tipo de matiz y todo tipo de origen que distinga a unos revolucionarios de otros, y hemos llegado ya al punto afortunado de la historia de nuestro proceso revolucionario en que podamos decir que solo hay un tipo de revolucionario, y puesto que es necesario que el nombre de nuestro Partido diga no lo que fuimos ayer, sino lo que somos hoy y lo que seremos mañana, ¿Cuál es, a juicio de ustedes, el nombre que debe tener nuestro Partido? Pues ese es el nombre que, interpretando el desarrollo de nuestro Partido,
de la conciencia revolucionaria de sus miembros y de los objetivos de nuestra Revolución, adoptó en el día de ayer nuestro primer Comité Central”.
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