Una de las acciones realizadas en las ciudades contra el régimen sanguinario de Fulgencio Batista que alcanzó mayor trascendencia fue la Huelga del 9 de abril de 1958. Ese histórico suceso tiene lugar en la Isla en momentos que el país estaba sometido a los dictámenes de una cruel dictadura que sumió a la nación en extrema desigualdad, corrupción y pobreza.
En Cuba, luego del desembarco del Granma en 1956 y la formación del Movimiento 26 de Julio, más el avance del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra bajo el liderazgo del Comandante en Jefe Fidel Castro, existía un desarrollo de las fuerzas revolucionarias enfrentadas a la dictadura en el poder.
A inicios del 1958, existía un accionar clandestino en los territorios y se consideró que las condiciones estaban dadas para efectuar como estrategia de lucha una huelga general a nivel nacional que pudiese desarticular a la tiranía. Entonces se decidió por los principales dirigentes del Movimiento en varias ciudades organizar y convocar a la huelga para el miércoles 9 de abril, utilizando además la trasmisión por emisoras de radio que impactó al sorprender a la audiencia con una profunda alocución que contempló el siguiente mensaje:
“Atención cubanos es el Movimiento 26 de Julio, llamando a la Huelga General Revolucionaría, Hoy es el día de la libertad. Día de la huelga general revolucionaría. Adelante cubanos, desde este momento se comienza en toda Cuba la lucha final que solo terminará con el derrocamiento de la Dictadura, Obreros, estudiantes, profesionales, patrones, a la huelga general revolucionaría, desde este momento (…)”
La voz del combatiente revolucionario Wilfredo Rodríguez Cárdenas convocando a la Huelga General Revolucionaria retumbó en la capital, miéntras en Santiago de Cuba, el mismo mensaje se reprodujo por la CMKC, en la voz de Noel Pérez. Era todo un hervidero de anhelos de libertad, se convocó también a los soldados, policías, marinos, a unirse a la justa lucha de los cubanos fente a la ignominia impuesta. El llamado era juntos todos, con el pueblo a la calle.
En concordancia con ese llamado se produjeron acciones armadas y populares en numerosas localidades con enfrentamientos entre las hordas batistianas y los revolucionarios, pero el mayor despliegue se realizó en Sagua la Grande, entonces provincia Villa Clara.
La Habana y otros lugares también fueron escenario de lucha, con particular énfasis jóvenes, obreros y trabajadores en general tenían el propósito de paralizar el país y con un movimiento de masas que contribuyese a derrocar la tiranía.
Marcelo Fernández Font era entonces el responsable de la coordinación de la lucha clandestina en las ciudades e integró el Comité de Huelga en la capital. Y entre las acciones efectuadas en La Habana se ubican; la voladura de registros de electricidad, paros, sabotajes, interrupción del tránsito de vehículos, con notable efervescencia popular en localidades como el Cotorro y Guanabacoa.
A pesar de las condiciones de descontento y ansias de libertad del pueblo, el plan concebido con la huelga no se logró. Cuestiones de orden táctico y organizativo incidieron en que no se alcanzaran los objetivos, el hecho fue reprimido violentamente por las fuerzas batistianas con un saldo de cientos de muertes y heridos, en su mayoría jóvenes patriotas, y en La Habana se sufrió también la pérdida del joven combatiente, Marcelo Salado.
La Huelga en su momento constituyó un revés importante en la lucha revolucionaria. Días después el 14 de abril de 1958, el máximo líder Fidel Castro efectuó una trasmisión por Radio Rebelde, desde la Sierra Maestra y se refirió a la necesidad de prepararse para enfrentar la posible ofensiva que pudiera llevar a cabo la dictadura para extirpar al movimiento revolucionario.
A la vez, Fidel planteó que sobre el montón de cadáveres con que la dictadura ahoga en sangre la huelga no se podrá mantener en el poder ningún gobierno, y que los centenares de jóvenes y obreros asesinados en esos días y la represión sin precedente desatada contra el pueblo, no debilitaba la Revolución, “sino que la hace más fuerte, más necesaria, más invencible”.
También dijo al respecto el líder cubano, que ni las fuerzas represivas del régimen, ni su legión de confidentes traidores podían contrarrestar el avance revolucionario. Y aseguró al pueblo de Cuba que la Sierra Maestra sería una fortaleza invencible y que los rebeldes mantenían el juramento “de que la patria será libre o morirá hasta el último combatiente”.
Los sueños de los héroes y mártires del 9 de abril se cumplieron con el triunfo del Primero de Enero de 1959. La abominable dictadura de Batista que miles de vidas de jóvenes cubanos tronchó fue derrotada para iniciar la construcción de una nueva sociedad basada en la justicia y equidad para todos sus ciudadanos, sin discriminación por raza, clase, género y credo.
Hoy, en las muy difíciles y complejas condiciones socio-económicas de la Isla se continúa batallando sin tregua contra quienes pretenden hundirla.
Y frente a los oportunistas y enemigos de la Patria está también el incesante combate por alcanzar la plena sostenibilidad económica y poder sustentar las conquistas sociales, a pesar de la también crisis global y particularmente del criminal asedio del gobierno de Estados Unidos que ha instrumentado por más de seis décadas, -con record histórico de infamia-, un bloqueo económico, comercial y financiero sin precedente en siglos de civilización humana.
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