El pensamiento político del Héroe Nacional de Cuba José Martí hizo posible la unidad de los patriotas frente al enemigo común de entonces, el colonialismo español. Consideró imprescindible convocar a la Guerra Necesaria de 1895 con un programa de índole popular y democrático, como única manera de cohesionar a los revolucionarios de la contienda anterior y la que se gestaba, a los veteranos y pinos nuevos.

Martí apostó a una organización política multiclasista, lo concibió para erradicar las causas de la desunión que tanto daño ocasionó a la epopeya del 68, y a modo de sumar la mayor cantidad de partidarios contra España.

Foto: Tomada de Redes Sociales

En ese contexto creó el Partido Revolucionario Cubano en 1892, y su quehacer fue novedoso por la forma realmente democrática en que se eligieron los miembros y directivos de sus Clubes y el Consejo, con un delegado y tesorero los cuales accionaban en propuestas y valoraciones integrales del P.R.C.

Además, el delegado debía rendir cuentas sobre la administración del dinero de la causa, ante la instancia intermedia que también fiscalizaba a los funcionarios, concepción colectiva que prevaleció ante la opinión individual de los miembros.

Una de las más importantes misiones asumidas por el Apóstol fue la ideológica, estrechamente vinculada a la necesidad de la guerra y a la indispensable unidad de los combatientes para conquistar el propósito de la victoria frente a un enemigo todavía fuerte, como las huestes españolas. Y lo demostró con la labor que desplegó para seguir atrayendo a todos aquellos simpatizantes con la lucha de los cubanos por su plena emancipación.

Hay rasgos distintivos en la obra desplegada por el Maestro que lo avalan como antirracista, humanista y profundamente patriota. En ello tuvo gran incidencia el entorno socio económico y político en el que se desarrolló su niñez y adolescencia, segunda mitad del siglo XIX, etapa en que todavía estaba presente con agudeza, el sistema esclavista que influyó con creces en su formación.

Con solo nueve años y en viajes con su padre por otras localidades conoció las atrocidades de la esclavitud, y constató cómo aplicaban maltratos a los negros esclavos, les daban latigazos hasta sangrar, hechos que dejaron hondas huellas en su vida. Y desde entonces mostró preocupación e inquietudes por las formas de explotación y esclavitud, existentes.

Asimismo, conoció los abusos contra el indio en países de Latinoamérica y en Norteamérica escribió sobre la situación del sistema en el cual las minorías étnicas vivían en extrema situación de discriminación. Al respecto señaló: “¿Cómo ha de acallar el indio el odio natural al que le robó su tierra socapa de contrato y lo embrutece y denigra?”.

Martí consideraba que no podía existir odio de razas, solo el compromiso con la dignidad del hombre, y decía que la discriminación tenía un profundo carácter social, más que racial, de ahí que en frases y artículos de su vasta obra política y literaria con relación al tema, se lee: “El alma emana, igual y eterna, de los cuerpos diversos en forma y color. Peca contra la Humanidad el que fomente y propague la oposición y el odio de las razas (...)”.

La vigencia del pensamiento martiano en la sociedad contemporánea está en sus enseñanzas y trascendente lectura de sus textos. El Maestro tenía plena conciencia de que todo lo que divide a los hombres, todo lo que los especifica, aparta o acorrala, es un pecado contra la humanidad, y eso es lo que los hombres dignos y de buena voluntad del mundo valoran, e intentan potenciar de la obra martiana, esa que es capaz también de inculcar valores morales, éticos y profundamente emancipadores.

Ver además:

Homenaje Pioneril a José Martí en La Habana