Agosto 23, nos devuelve al General de las tres guerras, el hombre negro y humilde, a quien le rendimos especial tributo hoy en el Parque Trillo a 117 años de su asesinato, aquí en La Habana de todos.

Cuatro balazos y siete machetazos, uno en el rostro.

Su cuerpo ensangrentado fue tirado en un cajón de madera vieja en forma de ataúd y depositado en un viejo carromato de ruedas conocido por “La Lechuza”. Marianao despertó estremecido bajo la lluvia con el crujido de las ruedas de La Lechuza trasladando el cuerpo del general. ¡No puede ser!, ¡No puede ser! Pero es.

General Quintín Banderas. Foto: Tomada del perfil en Facebook de Roilán Rodríguez Barbán

El presidente Tomás Estrada Palma se negó a que le entregaran el cadáver a la viuda y cuidó muy bien de que no se le rindieran honores. Lo trasladaron al cementerio en el carro de la lechuza, que se destinaba a los pobres de solemnidad, y sobre su tumba, abierta en la tierra, no se pudo colocar su nombre. La orden del asesinato del general de división José Quintino Bandera Betancourt —Quintín— salió del propio Palacio Presidencial.

Corría el mes de agosto de 1906 cuando los liberales se alzaron contra el gobierno de don Tomás. El glorioso mambí tenía entonces 73 años de edad y a su casa de la calle Esperanza, entre Suárez y Factoría, en La Habana, fue a buscarlo el comandante Desiderio Piloto, uno de sus ayudantes en la manigua.

Después de la muerte física hay almas en vilo. Los machetes de nuestros mambises nunca perderán su filo, aquí estamos sus hijos!

(Tomado del perfil en Facebook de Roilán Rodríguez Barbán)

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