Con la llamada democratización de los medios cualquiera tiene acceso a plataformas que rápidamente pueden difundir su mensaje. Especialmente las redes sociales son prolíficas en análisis y analistas teorizando sobre casi cualquier tema. Y en medio del debate muchas veces se encuentra la historia, como agente legitimador de la actualidad. Algunas fechas y hechos son especialmente prolíficos para comentarios huérfanos de seriedad, donde sobra el fanatismo y falta de objetividad.
Todo lo contrario, son las charlas de la profesora Francisca López Civeira, un verdadero deleite para los amantes de la historia. Empeñada en hacer reflexionar sobre los por qués del pasado, rehúye de los facilismos mientras enseña a sus alumnos de la carrera de Historia en la Universidad de La Habana, tratando de formar su pensamiento crítico. Y esto se nota cuando aborda una de las fechas más controversiales de nuestro pasado: el 20 de mayo de 1902. Tener la oportunidad de participar en sus clases es un lujo que no se olvida, sobre todo si se tiene la suerte de participar en uno de sus ejercicios que convertía a sus discípulos en constituyentes de 1901 ejerciendo la votación sobre un elemento clave para entender el 20 de mayo: la aprobación de la Enmienda Platt.
Tratando de comprender las claves de esta fecha y las circunstancias que la rodearon conversamos con Paquita, como la conocen todos sus alumnos. Quiso el azar que justo el día del encuentro cayera un torrencial aguacero, "un 20 de mayo", como reza el imaginario popular, aunque las crónicas de la época no mencionen tal chaparrón.
¿Cuáles son las circunstancias que llevan al 20 de mayo de 1902?
"Primero hay que entender los hechos que llevan a esa fecha. En 1895 estalla la guerra contra España. Martí al organizar esta guerra avizora cómo Estados Unidos comienza actuar con vistas a su dominio continental. Se percata de que ya EE.UU. despega una política enfocada a esto. Ahí están la Conferencia Panamericana y la Conferencia Monetaria Internacional. Por eso destaca la necesidad de una guerra rápida y breve para actuar antes que el vecino norteño comience a actuar.
"La intervención de EE.UU. en la guerra, recogida en la Resolución Conjunta es un pretexto que solo menciona a Cuba pero también interviene en Puerto Rico y Filipinas, también colonias españolas, demostrando que los propósitos eran mayores.
"A partir de ahí se produce un tratado de paz entre España y EE.UU. por el cual España renuncia a la soberanía sobre Cuba, y en el caso de Puerto Rico y Filipinas también las cede a USA, esta diferencia permite entender las diferencias en el tratamiento posterior. Y esto en parte está dado a raíz de la fortaleza del movimiento independentista y del Ejército Libertador en Cuba".
Después del Tratado de paz vendría el periodo de la ocupación militar, clave para entender los primeros años de la nueva república que habría de surgir. Ya no se usarían los mismos mecanismos de subyugación que la metrópoli española, ahora serían más sutiles. "La futura Cuba que se levantará de las cenizas de la guerra debe quedar ligada a los Estados Unidos por lazos de singular intimidad y fuerza", cita al presidente norteamericano con voz calmada la profesora emérita de la Universidad de La Habana, remarcando el nuevo dominio que se ejercería en esta Isla.
Para crear estos vínculos, que no serían de otra tipo que de dependencia, durante la intervención se crean mecanismos de todo tipo. "Hasta en la educación se crean nuevos planes de estudio, donde EE.UU. queda como un Estado superior. Pero también está la otra cara de la moneda que no siempre se toma en cuenta: el pueblo cubano. A pesar de haberse quedado sin organizaciones, hay una resistencia absoluta frente a todo lo que no sea independencia, expresado de todas las maneras. Y esto lo vemos hasta en los nombres de las calles; en cada pueblo hay una calle Independencia, Martí o Maceo, señal del espíritu de la época".
Como forma de poner en blanco y negro estos lazos singulares, el gobierno interventor convoca a una Asamblea Constituyente para establecer el Estado Cubano y determinar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. "La resistencia del pueblo fue la que obligó al gobierno norteamericano que permitiera la existencia del Estado Nacional", sentencia. Estado que surge el 20 de mayo de 1902, con el apéndice constitucional de la Enmienda Platt. "Teníamos una soberanía limitada, pero no fuimos anexados, no fuimos Puerto Rico, que todavía es una colonia. Fuimos una República con la soberanía limitada que va a funcionar bajo un sistema de dominación neocolonial, pero con un Estado Nacional que aunque fuera formalmente existía. Por eso digo que no es la fecha más gloriosa de Cuba, pero tampoco la podemos olvidar porque se dio gracias a la resistencia de este pueblo."
Lejos de maniqueísmos y lugares comunes la profesora reflexiona. A su entender fue un paso de avance, aunque estuviera lejos de la república soñada, soberana e independiente, no éramos una colonia.
"La Enmienda Platt desde el punto vista jurídico le da el derecho a los Estados Unidos de intervenir y eso es un factor importante. También limitaba la concertación de empréstitos, además de otros elementos. Además, hay una situación de dependencia económica que existía desde antes de 1902. Si bien avanzamos en el sentido de tener un Estado Nacional que posibilita una evolución histórica, se encuentra dentro de un sistema de dominación neocolonial. Pero reflexiono sobre los términos de seudorrepública o república mediatizada. ¿Acaso Dominicana o Panamá eran más independientes que nosotros? Lo que hay que entender el sistema dentro del cual se insertaba la situación cubana".
Al hablar se le nota la pasión por la historia, y la responsabilidad del historiador. La también Premio Nacional de esta disciplina habla alejada de posiciones extremas que nada aportan. "El 20 de mayo no es una fecha de fiesta, pero tampoco es una fecha de luto" dice desmarcándose de ciertas posiciones que abundan en momentos de polarización. "No fue la independencia plena pero tampoco el absoluto colonialismo, gracias, en primer lugar, al pueblo que impidió un estatus colonial. Una república absolutamente independe era imposible en ese momento" sentencia.
Si algo tiene claro la profesora es que el historiador no es un juez para juzgar el pasado, el historiador analiza los hechos históricos a partir de circunstancias, causas, contextos que explican determinadas posiciones e intereses. "Nuestro oficio no es dar veredictos, es analizar los procesos" concluye. Y es que es, en la función legitimadora que tiene la historia, abundan los que tratan de darle sustento a sus proyectos a partir de interpretaciones noveladas de la historia, asignando el papel de villano o héroe sin entender los porqués.
Frente a teorías posmodernas que dicen que el pasado no existe, o la tesis de Fukuyama del fin de la historia, revisitar el pasado siempre será una manera de entender el presente y ver cómo las condiciones de tiempos anteriores influyen en nuestra realidad.
Vea también: