Jubilosos, sin muchas preocupaciones, seguros de una victoria fácil, así hicieron la travesía. Eso creyeron, pero solo bastaron menos de 72 horas para bajarles los humos. Entonces los muy pende…ncieros se apuraron en ponerse el gorro de cocineros, unos, y a dejar bien en claro la clase de embarque a que su ingenuidad los había conducido, los otros.
Eso pretendían hacernos creer. Los muy lumpen, terratenientes, politiqueros, latifundistas, mafiosos, botelleros, mamarrachos, MERCENARIOS FILIOPARENTAL, que es el escalón más bajo de la especie humana. Se atrevieron a levantar en puño contra la patria y, cuando parecía imposible, terminaron con los dientes rotos.
Y de hierros y entrenamientos, en ese entonces, no teníamos prácticamente nada. ¿Aviones? Lo que se dice aviones, no teníamos ninguno. ¿Piezas de artillería? Unas pocas. Y solo cuatro o cinco fusilitos. Pero no hizo falta nada más. El choque fue contra un pueblo de mucho coraje, que ya había probado el dulce sabor de la libertad. Y con el añadido de que el líder admirado, estaba allí, dirigiéndoles, en el mismísimo escenario de las acciones.
Lecciones de la historia que no se olvidan ni desestiman. No tenemos derecho ni tampoco es aconsejable. Mantener viva la memoria es de las armas más poderosas. Contarles a quienes no habían nacido o eran pequeños constituye deber sagrado. Somos de la estirpe de quienes saben honrar heroicidades y héroes.
Tampoco ellos olvidan, por otras razones, claro. Todavía les duele mucho la bofetada. Por esos nos odian. También por eso, amenazan, dan golpes bajos, pero sin atreverse a volver a cruzar el charco. Ahora le tocará cantar a otro gallo, igual de corajudo, armado y con mejor preparación.
Lo ha dicho Fidel. De Girón se pueden sacar muchas lecciones. Tantas que sería imposible enumerarlas todas. Ahora bien, más allá de la magnitud de los enfrentamientos y las heroicidades, que en nombre de la Patria y la justicia, acontecieron en las arenas de la que hasta entonces era una anónima playa al sur de Matanzas, la trascendencia histórica de mayor envergadura está, no en lo que ocurrió, sino en lo que no ocurrió gracias a lo que allí acaeció.
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