En el 169 aniversario del nacimiento de nuestro Héroe Nacional José Martí, luego de vivir la gloria del desfile de las Antorchas y henchida del éxito de nuestras vacunas en el control de la epidemia de COVID-19 me refugio de nuevo en la lectura de aquella obra de teatro que escribiera Pepe entrando en plena adolescencia con solo 15 años.

Repaso línea a línea ese poema lleno de patriotismo y de amor a la Patria, que cumple ya 153 años de su publicación y me descubro navegando en un diapasón de imágenes captadas por la lente de mi cámara cuando su Habana natal iniciaba la vacunación con un candidato que no podría tener mejor nombre: Abdala.

Abdala, una de las vacunas que en tiempo récord pusieron nuestros jóvenes científicos a disposición de la Patria, cual escudo preciso para enfrentar el terrible desafío a la pandemia de la COVID-19 y devolverle la esperanza a todo un pueblo, que hoy está más protegido, más soberano, más feliz.

Pasan por mi mente las imágenes de todos esos jóvenes que hicieron posible la inmunización de sus coterráneos en tiempo record, esos mismos que hoy, como cada 27 de enero, caminaron en apretada y solemne marcha desde la Universidad de La Habana hasta su estatua en el Parque Central, para honrar a Martí.

Hoy todos los cubanos llevan con orgullo el esquema completo y su dosis de refuerzo de Abdala o Soberana, que al decir del cantor no es lo mismo pero es igual. Un 28 de enero hace 169 años nació en la calle Paula el más universal de los cubanos y por eso reafirmamos hoy más que nunca que ¡Martí Vive!, está en todos ellos, en nuestros científicos, en nuestros profesionales de la Salud, en todo ese pueblo que hace suya su máxima de Honrar, honra.

Casa natal de José Martí Foto: Oilda Mon
Foto: Oilda Mon
Foto: Oilda Mon
Foto: Oilda Mon
Foto: Oilda Mon

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Visión infinita de Martí