Hay personas que dejan una huella importante en su andar por la vida, pero quizás no lo suficientemente conocida. Tal es el caso del doctor Ramón Zambrana Valdés, quien legó una extraordinaria obra como médico, catedrático, publicista y poeta, antes de fallecer en La Habana, el 18 de marzo de 1866.
La mayoría de las fuentes presenta la fecha de su nacimiento el 10 de julio de 1817, pero en la partida de bautismo de la antigua Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Guadalupe, actualmente de la Caridad, consta que Ramón Manuel Zambrana Valdés nació en La Habana, el 9 de julio.
Es considerado uno de los médicos cubanos más insignes del siglo XIX, cuyo nombre, a través de su corta pero intensa vida, se unió al de Tomás Romay, Nicolás J. Gutiérrez Hernández, y a otros grandes precursores de la medicina nacional.
Cursó la enseñanza primaria y parte de la media en el Real Colegio Seminario de San Carlos y San Ambrosio de La Habana. El 30 de julio de 1836 se graduó de Bachiller en Artes en la Real y Pontificia Universidad de La Habana y tres años después de Bachiller en Medicina. En 1843 terminó la Licenciatura en Medicina, para más tarde convertirse en el primer cubano en recibir el título de doctor en Medicina y Cirugía, el 13 de diciembre de1846.
Conoció a la poetisa santiaguera Luisa Pérez Montes de Oca, al leer su primer libro, publicado en 1856 bajo el título Poesías, y quedó tan impresionado con su talento que comenzó un intercambio de correspondencia con ella. Un día le pidió una foto y al verla le gustó tanto que le envió un poema. Más tarde viaja a Santiago de Cuba para conocerla personalmente, y luego se casaron en agosto de 1858, por lo que a partir de entonces se llamó Luisa Pérez de Zambrana, considerada una de las voces románticas cubanas más significativas. Tuvieron cinco hijos.
El doctor Zambrana realizó una vasta labor docente. Ejerció en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio, en el Colegio de San Francisco de Asís, entre otros, en las cátedras de Física, Química, Botánica, Higiene, Filosofía, Historia Universal, Literatura y Gramática. Impartió, además, diversos cursos en la Real y Literaria Universidad de La Habana, entre ellos Filosofía, Botánica, Patología Médica, Terapéutica y Obstetricia. Fue catedrático de Medicina Legal, Toxicología, Historia de la Medicina e Higiene Pública.
Junto al doctor Luis Costales participó en la fundación, por el doctor Nicolás J. Gutiérrez Hernández, de la primera revista de Medicina cubana llamada Repertorio Médico Habanero, en la que trabajó como redactor. Fundó la cuarta revista médica producida en la Isla, Repertorio Económico de Medicina, Farmacia y Ciencias Naturales, la cual dirigió durante tres años. Por medio de esta se pudo conocer en la actualidad, que en 1848 en la Isla ya se practicaba la operación de cáncer de mama con resultados satisfactorios.
Reconocidos galenos publicaron importantes trabajos en dicha revista, en la que se reprodujo un artículo del doctor Tomás Romay, titulado Disertación sobre la fiebre maligna llamada vulgarmente vómito negro, que había presentado en la Junta Ordinaria de la Sociedad Patriótica de La Habana, el 5 de abril de 1797, el cual, además de ser uno de los primeros estudios realizados sobre la fiebre amarilla, es el documento que simboliza la inauguración de la literatura científico médica en la Mayor de las Antillas.

Zambrana fue reconocido también por su labor como poeta, crítico literario y filósofo. Tanto sus trabajos científicos como su obra literaria se publicaron en casi todas las revistas y periódicos cubanos de la época. Escribió varios libros, entre ellos, Obras literarias, filosóficas y científicas, Trabajos académicos, y Tratado elemental completo de Historia Natural.
En su obra literaria destacan Novena de la Madre del amor hermoso, Reina de todos los santos (1848), en coautoría con Leopoldo Turla, Súplicas y alabanzas a la Virgen María bajo el título de Divina Pastora de las almas (publicada en 1866), y Soliloquios (1865).
En Mis creencias, segunda serie de Soliloquios, dedica varias páginas a su esposa. Junto a ella, en 1865 fundó el periódico literario La Revista del Pueblo, en el que incluían poemas, fragmentos de obras traducidas, discursos, entre otros trabajos.

Murió enfermo de tuberculosis y en tal estado de pobreza, que para beneficiar a sus familiares realizaron una colecta pública. Los periódicos de la época se hicieron eco del dolor y la admiración que le tributó el pueblo cubano, sus colegas y amigos. El cadáver fue velado en el Aula Magna de la Real Universidad de La Habana y llevado en hombros de estudiantes de Medicina hasta el Cementerio de Colón.
Su extensa y valiosa obra logró trascender hasta nuestros días, por los importantes aportes que realizó a la Ciencia y las Letras de Cuba. Integra el Jardín de los ilustres, sitio donde permanecen insignes bustos dedicados a perpetuar la memoria de sabios, que de un modo u otro, han contribuido al engrandecimiento de la Universidad de La Habana.
Referencias
Scielo. Revista médica cubana de Salud Pública
Sitio web de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí
Ver además:
Norma, agradezco mucho haber leído este reportaje sobre el Dr. Zambrana quien sus cortos 49 años tanto hizo por la medicina y la literatura cubana, efectivamente poco conocido por nuestro pueblo. Sería bueno que igual hicieras este reportaje en el noticiero estelar para que sea conocido por todos los cubanos amantes de su historia patria, en especial por los más jóvenes. Muchas gracias,
Muchas gracias por sus palabras, que bueno que le haya gustado.