Su presencia es tangible en la Casa de las Américas. Incluso aseguran que motiva a quienes impulsan la continuidad de esta institución donde convergen la cultura e historia de casi todas las naciones del planeta. Este 28 de julio se cumplieron cuarenta años de la desaparición física de Haydée Santamaría Cuadrado, la hermana de Abel, a quien las sombras, después de la tortura y el vil asesinato, no pudo borrar el futuro que visualizó para la Patria en el año del Centenario del Apóstol.

Aun recuerdo de Melba Hernández Rodríguez del Rey, su mano apoyada en mi brazo, aquella mañana plomiza de agosto de 1994, cuando traidores asesinaron al joven teniente de la Marina de Guerra Revolucionaria, Roberto Aguilar para marcharse del país. “Les toca a ustedes los jóvenes continuar la defensa de la obra de la Revolución”, dijo y pude ver el dolor que siente una madre reflejada en los ojos. Así guardo este encuentro con la Heroína del Moncada, inmensa en su sencillez y fuerte en sus convicciones de lucha frente a un enemigo imperialista que no cejará en sus acciones contra Cuba.

Evoco las más recientes palabras escritas en su cuenta de Twitter por el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al referirse a estas “dos cubanas excepcionales, dos moncadistas, dos heroínas sensibles, dos martianas: Melba que nació hace 99 años y Haydée que nos dejó hace 40 años”.

Yeyé –como la llamaban amigos y familiares- definió la continuidad de sus tareas al preservar un espacio para la creación, el intercambio de un pensamiento humanista y creativo vinculado a la defensa de las raíces de las artes apoyado en la autenticidad del vínculo común entre las culturas que unen a los pueblos.

Melba, en su capacidad de entendimiento de generación en generación transmitiendo su martiano legado y su cerca. Su labor se extendió al mundo como Presidenta del Comité Cubano de Solidaridad con Vietnam del Sur primero, y después de Vietnam, Cambodia y Laos; miembro del Presidium del Consejo Mundial de la Paz; Secretaria General de la Organización de Solidaridad con los Pueblos de Asia, África y América Latina (OSPAAAL); embajadora de Cuba en la República Socialista de Vietnam y en Kampuchea, y directora del Centro de Estudios sobre Asia y Oceanía.

Ambas, conocedoras de la importancia de la unidad y participación de los jóvenes, fundamentalmente, en las nuevas tareas de la Revolución cubana. Resultan evocativas las declaraciones referenciales de Silvio, Noel (Nicola) Pablo, Sara (por ejemplo), quienes, desde la música y la creación de la Nueva Trova, como la voz canción de la gesta revolucionaria, fueron alentados a continuar.

Haydée, reflexiva frente a la polémica, defensora sin descanso del pensamiento de Martí y Fidel, comprometida con la justicia social, involucrada en múltiples frentes y con un sinnúmero de tareas. Ambas imprescindibles para la continuidad de la inmensa obra de Martí con todos y para todos los tiempos.