El patriota cubano Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo tuvo una fructífera y controvertida vida, donde abarcó diferentes facetas que lo engrandecen como ser humano, sin embargo tuvo un triste y solitario final, cuando víctima de una delación fue sorprendido por soldados españoles y en lucha desigual muere el 27 de Febrero de 1874.
Proviene de una familia acomodada de Bayamo, que poseía bienes y fortuna, por lo que vivían en una amplia y cómoda casa, y tuvo la posibilidad de recibir una esmerada educación. Fue poeta, compositor, abogado, pensador, cronista, creador, quien además destacó en la cultura y el deporte. Practicaba la equitación, la esgrima, la gimnasia, la natación y el ajedrez pues sentía gran pasión por el ejercicio físico y mental. Según el historiador de la ciudad Eusebio Leal Spengler: “…solía a veces terminar las partidas a espaldas por su conocimiento del tablero”.
Luego de graduarse de bachiller en Derecho Civil en la Real y Pontificia Universidad de La Habana en 1838, retorna a su ciudad natal y al año siguiente contrae matrimonio con su prima hermana María del Carmen de Céspedes del Castillo. En enero de 1840 nace su primer hijo y poco tiempo después viaja a España para cursar estudios en la Real y Literaria Universidad de Cervera, donde se gradúa de abogado.
Al concluir los estudios viaja a Francia, Italia, Alemania, Inglaterra entre otros países del viejo mundo. Se dice que tenía una vasta cultura y que conocía el francés, inglés y el italiano. Durante estos viajes estudió las constituciones española y francesa, lo que le sirvió de base para analizar las formas de gobierno de las naciones visitadas y así depurar sus convicciones políticas. A su regreso a la isla, en 1844, abre una oficina de abogado en Bayamo. Más tarde se traslada a Manzanillo donde tiene una participación muy activa en la vida cultural de esa ciudad.
En 1867 adquiere el ingenio azucarero La Demajagua, y al año siguiente muere su esposa. Poco tiempo después se une a Candelaria Acosta, hija del mayoral del ingenio, aquella que bordara la enseña ideada por él con los colores azul, rojo y blanco: la primera bandera de la República en Armas, con quien tuvo dos hijos, Carmita y Carlos Manuel.
Durante esa etapa participa en varias reuniones en las que se reúnen varios patriotas con ideales independentistas, con deseos de llevar a cabo un levantamiento armado, el cual se planifica para el 24 de diciembre.
Se dice que los españoles tenían conocimiento de estos planes por lo que Céspedes decide adelantarse y el 10 de octubre de 1868 ocurre el levantamiento en el Ingenio La Demajagua, en el que le da la libertad a sus esclavos. Al día siguiente atacan el pueblo de Yara y parten hacia Bayamo. Luego de varios alzamientos toman esa ciudad el día 20, donde cantaron por primera vez en público, el Himno Nacional.
Tiempo después, el Gobernador español envía refuerzos a Bayamo. Al verse perdidos, los mambises deciden incendiar la ciudad para que no caiga en manos enemigas, hecho que ocurre el 12 de enero de 1869.
En abril de ese mismo año Céspedes es elegido Presidente de la República en Armas, Constitución de Guáimaro. En marzo de 1870 su hijo del primer matrimonio, Oscar de Céspedes y Céspedes es capturado por desembarcar en Cuba con armas. El Capitán General le plantea a Céspedes que lo fusilará si no depone las armas, a lo que él responde: “Todos son mis hijos, señor, y menguado sería ante mi corazón y mi conciencia si por salvar la vida de uno de ellos, comprometiera la de los restantes”. Como consecuencia de esto el hijo es fusilado el 29 de marzo.
En la novela de Evelio Traba, El camino de la desobediencia, en la que humaniza al patriota, expone lo que sentiría Céspedes al conocer sobre la muerte de su hijo: “(…) El Presidente debe convertir este siniestro en un episodio digno de la memoria (…). Sabes que toda proyección del hombre público es pura falacia, puro alarde ante la Historia. Tú ahora deseas no haber sido nunca el Presidente, sino un patriota de oscuros y medianos servicios (…) Tu corazón ansía otro camino, otro camino apartado de lo predecible y lo heroicamente correcto. Tú pondrías por encima de cualquier cosa el hecho de que se te permitiese llorarlo y sepultarlo con tus propias manos; el resto es mentira, el resto es diplomacia”.
Céspedes vuelve a casarse, ahora con Ana de Quesada y Loynaz, hija del General Mambí, Manuel de Quesada, la cual debe abandonar el país y viaja a Estados Unidos, por lo que se comunicaban a través de cartas.
Los últimos días de Céspedes
En 1873 es depuesto de su cargo de Presidente. Dos días después, la Cámara lo priva, entre otras cosas, de sus ayudantes y escolta, y lo envían a la residencia del nuevo gobierno mientras se hacían los trámites de traspaso de los archivos de la Presidencia y varias pertenencias oficiales.
Luego de tres meses de suplicio por las injurias de sus enemigos, el 27 de diciembre de 1873 recibe autorización para moverse libremente o mantenerse en la órbita del gobierno, y se decide por lo primero. Se dirige hacia Cambute, donde pensaba esperar el pasaporte que le permitiría salir de Cuba. Su esposa y algunos amigos acordaron sacarlo del país. Un bote tripulado vendría a buscarlo para llevarlo a Jamaica. Pero no quiso dar ese paso como un desertor, sino con la aprobación del Gobierno, pues él pensaba que no le negaría el permiso.
Sin embargo, el 23 de febrero le comunicaban oficialmente la negativa: “porque el gobierno no cree conveniente en manera alguna, que sin causa poderosa y justificada salgan fuera de su territorio los que en él militan y le deben forzosamente sus servicios”.
Entonces se dirige a San Lorenzo, en la prefectura de Guaninao, en la Sierra Maestra. Narra el historiador y periodista Ciro Bianchi que allí juega ajedrez y enseña a dos niños a leer y escribir. Mantiene un romance con la joven Panchita Rodríguez, con quien tendría un hijo que nunca llega a conocer.
Cuentan que debido a una delación, una columna española lo ataca y aunque en lucha desigual, prefiere morir antes de ser capturado por el enemigo. Un rato antes se encontraba en casa de Panchita, y una niña que se aproximaba a su casa descubre la presencia de soldados españoles.
Revolver en mano, Céspedes sale del bohío. Abriendo fuego lo persiguen un capitán, un sargento y cinco soldados, quienes intentan capturarlo vivo, pero el bayamés dispara sin detener la carrera. Entonces el sargento Felipe González Ferrer se le encima. Céspedes intenta neutralizar de un disparo a su rival, pero el sargento acciona su fusil y a quemarropa le perfora el corazón.
Referencia
Cómo murió Carlos Manuel de Céspedes. Por Ciro Bianchi
Excelente nota. La comparto!