La mitad del siglo XIX estuvo marcada por la agudización extrema de las contradicciones entre Cuba (entonces colonia y España, la Metrópoli), lo cual trajo por consecuencia la falta de libertades para los criollos, limitados en su desarrollo, y representatividad política.

Esta situación incrementó las diferencias de los nativos con los ocupantes, al tiempo que exacerbó los anhelos de libertad de los cubanos decididos en 1868 a iniciar la emblemática Guerra de los Diez Años, que mostró al mundo la inquebrantable determinación del pueblo de ser libres. En esa centuria y ante los acontecimientos que van suscitándose, hay un despertar de la conciencia que contribuye a fomentar el sentimiento patriótico, y de nacionalidad.

Esta ardua etapa de lucha contó con el protagonismo de varios hacendados criollos como Carlos Manuel de Céspedes, iniciador de la contienda que dio la libertad a sus esclavos, sumándolos a su tropa. De igual manera otros destacados intelectuales también se incorporaron a las huestes mambisas.

No obstante, y después de un largo peregrinar en la manigua esta gesta no logró su objetivo: expulsar a los invasores españoles del territorio y alcanzar la plena emancipación. Múltiples fueron las causas que dieron al traste con la victoria, entre ellas la firma del abominable Pacto del Zanjón, acuerdo que ofrecía a la Isla una paz, sin independencia, pero que tuvo también la respuesta intransigente y revolucionaria del Titán de Bronce Antonio Maceo en Mangos de Baraguá, al rechazar categóricamente este acuerdo de claudicación ante el capitán general español, Arsenio Martínez Campos.

Las causas fundamentales del fracaso de esta epopeya fue la falta de unidad entre las disímiles fuerzas del Ejército Libertador, el desgaste y las enfermedades luego de años de lucha, la falta de recursos y también elementos de regionalismo y caudillismo presentes.   

Pero esta guerra contribuyó a la formación de la nacionalidad cubana, a que por vez primera se estructurase un gobierno con una Constitución, a la par que creó una bandera e himno combativo, símbolo de la Patria, aportando además, experiencias que ulteriormente aceleraron transformaciones socio-económicas.

En este contexto se llega al año 1895 y la Isla continúa víctima del colonialismo español, a pesar del cruento batallar durante la gesta de octubre de 1868 que se extendió por una década, pero no cesó la aspiración de lograr ser libres, por el contrario, aumentó el espíritu patriótico y emancipador de los cubanos. 

Con el propósito de evitar los errores de la anterior contienda, comienza una importante labor política y de unidad de las fuerzas revolucionarias, presidida entonces por la figura más decisiva de esta etapa, José Martí, quien convoca a los veteranos del 68 y a los pinos nuevos a conseguir la cohesión y organización precisa para la próxima hazaña dirigida a poner fin a la ocupación española.

Crea Martí, (como órgano rector de dirección, capaz de hacer frente de forma ordenada a la continuidad de la lucha contra los colonialistas), el Partido Revolucionario Cubano, en el año 1892, ocupando este un lugar significativo en el proceso de aglutinar las huestes rebeldes.

De ahí que en mejores condiciones se inicie la Guerra Necesaria, como se le denomina a la gesta del 24 de febrero de 1895. Este día los mambises congregados en el partido único que los representa, comenzaron las escaramuzas y levantamientos armados en varios puntos del territorio, entre estos el histórico Grito de Baire, anunciando que la lucha continuaba hasta expulsar a la Metrópoli.

Legendarios generales como Máximo Gómez y Antonio Maceo asumen decisivas misiones, y con mayor experiencia y novedosa estrategia deciden llevar las operaciones de los insurgentes desde Oriente hasta Occidente. Y entre los objetivos fundamentales de esta beligerancia se encuentran; Crear la República de Cuba en Armas, y establecer el nuevo gobierno con una nueva Constitución, perfeccionando cuestiones del 68.

Igualmente, como parte del plan concebido, Martí y Gómez se dirigen hacia Camagüey para disponer los aspectos precisos para el recorrido de la invasión por esta provincia que permita, además, sumar hombres.

Y a pesar de que tempranamente, el 19 de mayo de 1895, muere en Dos Ríos el principal organizador y artífice en este período de la Revolución y fundador del PRC, el apóstol José Martí, el empeño de no cejar en la lucha hasta conquistar la victoria, continúa.

Y siguiendo los postulados martianos el 16 de septiembre del 1895 se efectúa la Asamblea Constituyente de Jimaguayú creando la República de Cuba en Armas con un gobierno y acordando la nueva Carta Magna. Ello mostró la superioridad organizativa de esta guerra con respecto a la anterior, materializándose lo previsto por el Maestro.

Y desde entonces avanzó la invasión hacia Occidente, el general Maceo libra y derrota a tropas españolas en diferentes puntos en su paso desde el Oriente.

De igual manera Gómez realiza la Campaña Circular en torno a la ciudad de Puerto Príncipe, en Camagüey, el factor sorpresa y la guerra de guerrillas se imponen ante las tropas españolas, apoyando con esta estrategia el avance de Maceo desde el Oriente. Y para noviembre del propio año, luego de disímiles escaramuzas y combates se efectúa el Cruce de la Trocha, dirigida por el Titán de Bronce, lo cual demuestra la táctica empleada que permitió desmoralizar a las tropas enemigas, las cuales en el combate de Mal Tiempo, dirigido por ambos estrategas unidos, abre el recorrido hacia Matanzas de las huestes mambisas.

Luego con el combate de Coliseo, lo que se conoce como el lazo de la invasión, se produce la mayor maniobra militar de la gesta, simulando una retirada para engañar al ejército peninsular y al destruir el ferrocarril de Matanzas imposibilitan a las tropas españolas de perseguirlos, viabilizando el avance hacia La Habana, y posteriormente dirigirse a Pinar del Río.

En su tránsito por la capital y Matanzas, Gómez emplea acciones militares llamadas Campaña de la Lanzadera, extendiendo esa estrategia hasta diciembre de 1896. Ese propio mes en San Pedro cae abatido el General Antonio Maceo con su ayudante Panchito Gómez Toro, hijo del Generalísimo. Había muerto uno de los líderes más grandes de la Revolución.

La correlación de fuerzas estaba aún a favor de los mambises, prácticamente la guerra ganada ante la efervescencia revolucionaria de todo un pueblo decidido a vencer al ocupante del territorio. Las principales fuentes de riqueza de España en la nación habían sido destruidas. Y ante la impotencia del enemigo envían a Valeriano Weyler como Capitán General, comenzando la “Reconcentración” que provoca muerte y enfermedades a la población, con el fin de evitar el masivo apoyo a los mambises por parte del pueblo, y ello se mantiene hasta fines de 1897, falleciendo alrededor del 30 por ciento de los habitantes. Y aunque frenó el avance mambí solo pudo España conservar ciudades y algunos poblados muy fortificados, la “Reconcentración de Weyler” finalmente, fracasó.

En octubre de 1897 se realiza la Asamblea Constituyente de la Yaya, la última de la guerra que demuestra el desarrollo del pensamiento revolucionario cubano, al tratar de eliminar las divisiones que en el transcurso de la epopeya se presentaron, y donde se nombra presidente de la República a Bartolomé Masó,l que gozaba de méritos y prestigio ante la población.

Ante la inminente victoria del Ejército Libertador frente a España, el gobierno de Estados Unidos sobre el cual Martí ya había alertado por sus ansias expansionistas, crea pretextos para intervenir en la Isla, ejecuta una férrea campaña de prensa buscando apoyo para su acción utilizando los reales crímenes de la “Reconcentración”, y potencia la explosión del “Acorazado Maine” para obtener su fin de invadir a Cuba y frustrar la plena independencia, declarando entonces la guerra a España y demandando se retirase de la Mayor de las Antillas.

Se produce la primera conflagración de rapiña entre dos potencias, la “Guerra Hispano-Cubano-Americana”, con el propósito de anexarse el territorio cubano. Ello trae por consecuencia la capitulación de la Metrópoli española, el Tratado de París, y de manera insólita e ignominiosa se le impide la entrada a Santiago de las tropas mambisas con otro pretexto; el de evitar represalias contra los españoles.

Los cubanos tenían ganada la contienda, pero el carácter imperial de los EE.UU. impidió fuese consumada esa plena independencia, e impuso con varios subterfugios y engaños la ocupación norteamericana, aprobándose la Enmienda Platt que autorizaba a Washington a intervenir en Cuba cuando lo considere necesario y legaliza las concesiones del Gobierno de Ocupación, entre otros viles acuerdos.

Y posteriormente para 1902, con el patrocinio de Washington surge una “República Mediatizada o Neocolonial”, Pero el profundo sentimiento patriótico de los cubanos evitó la anexión, rechazándose la estrategia servil del nuevo gobierno que presidiría Tomás Estrada Palma. Y comenzaría una nueva era de incesante batallar contra la intervención y el envilecimiento de esa administración, surgirían los movimientos políticos, sociales y sindicales de inicios del siglo XX, vendrían otros gobiernos republicanos y represivos dependientes de Norteamérica, hasta la nueva hazaña de la Sierra Maestra que erradicó definitivamente la injerencia foránea y conquistó la plena independencia en Enero de 1959 con el protagonismo del máximo líder Fidel Castro y el Ejército Rebelde.