El 10 de octubre es para los cubanos, día de conmemoración y homenaje a los próceres que en esa fecha de 1868 iniciaron las gestas emancipadoras en la Isla.

Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, en “La Demajagua”, liberó a sus esclavos sumándolos a la lucha por la soberanía frente al colonialismo español que mantenía sumido al país en la pobreza, las desigualdades y la dependencia económica y política de la Metrópoli. Otros hacendados criollos actuaron de la misma forma, alzándose también desde distintos puntos del territorio nacional en contra de los invasores.

Esta beligerancia conocida como “Guerra de los Diez Años” (por el tiempo que transcurrió entre enfrentamientos y combates contra el ejército peninsular), mantuvo en jaque a España que reforzó con creces sus efectivos y medios militares en la región para impedir que esta, su preciada colonia, lograse la independencia.

Aunque los mambises también sufrieron las difíciles condiciones del terreno, el clima y las enfermedades, el ejército interventor padeció de múltiples dolencias e inadaptación a la Ecosistema local. Sin embargo, divisiones, y acciones de fraccionalismo y caudillismo contribuyeron a que no se lograse en esa etapa la definitiva libertad.

Aprovechando esa situación y el desgaste que asimismo sufría España con este conflicto, hizo que surgiese la propuesta ignominiosa del Pacto de Zanjón, documento de claudicación auspiciado por la Metrópoli y encargado al Capitán General, el señor Martínez Campo, dedicado entonces a negociar con los mandos cubanos, una paz sin independencia.

Este infame acto tuvo la respuesta digna y el rechazo de varios generales, oficiales y soldados del ejército mambí. Pero sobresalió la histórica “Protesta de Baragúa” protagonizada por el Titán de Bronce Antonio Maceo, el 15 de marzo de 1878, cuando de forma contundente y decidida reprochó esa deshonrosa propuesta, manifestando además la continuidad de la lucha contra la usurpación extranjera.

Posteriormente continuaron escaramuzas por parte de los mambises no resueltos a claudicar, surgiendo la llamada “Guerra Chiquita” con acciones insurgentes que fueron irrigando el camino para la próxima e importante contienda; la “Guerra Necesaria” de 1895.

Esta tendría un mayor rigor organizativo y lograría contar con una organización política, el “Partido Revolucionario Cubano” el cual con el Héroe Nacional José Martí al frente, sería capaz de aglutinar y unir todas las fuerzas, los pinos nuevos y veteranos del 68 con el propósito terminante de expulsar de Cuba a la España colonialista, objetivo alcanzado a partir de 1898.

Y a partir de ese momento, luego de la denominada Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana se inició otra nueva forma de lucha contra el incipiente imperialismo norteamericano, y sus serviles lacayos.

La inquebrantable decisión de los cubanos de “ser libres o mártires” fue posible de alcanzar debido a que los mambises con su coraje e intrepidez en la manigua redentora de 1868 habían sembrado la semilla de la independencia, esa que germinó hasta florecer de manera imperecedera en la Mayor de las Antillas, con la Revolución victoriosa del Primero de Enero de 1959.