Foto: Ismael Francisco

“Fidel viaja al futuro, regresa y lo explica” 

                           (Abdelaziz Bouteflika)

“Estamos llegando a un punto crítico donde no existe marcha atrás (…) después todo sea en vano y demasiado tarde”, explicó Fidel Castro Ruz, en la última intervención pública realizada en la Universidad de La Habana, aquella mañana de septiembre de 2010. Entonces señaló que no podemos vivir de espaldas a la naturaleza, para evitar las drásticas consecuencias del cambio climático y el uso indiscriminado de los recursos naturales, especialmente la tala de grandes reservas de árboles en el Amazonas y el uso de hidrocarburos.
“Somos parte de la naturaleza y de su equilibrio”, argumentaba al referirse a la energía atrapada por el efecto invernadero y su relación con la intensidad de desastres naturales con consecuencias impredecibles. “No podemos perder tiempo en guerras anacrónicas que nos debilitan y agotan nuestras energías.
Fidel, siempre defendió que había descubierto su verdadero destino siendo un joven de la Universidad y la inspiración de las ideas de nuestro José Martí. “No merecíamos ser colonia de un imperio, advirtió, y mucho menos del más poderoso (en referencia a los Estados Unidos) que todavía ocupa la Base Naval de Guantánamo.
El recuerdo de Fidel es compartido por millones de sus compatriotas, quienes le escuchábamos dirigirse al pueblo en sus discursos en las plazas, en los espacios de televisión; pero, sobre todo –muy especialmente- en aquellas jornadas durante las cuales discutió cada detalle de la producción de alimentos agropecuarios para garantizar la distribución en la capital, fundamentalmente, el desarrollo de métodos verdaderamente revolucionarios para evitar la agresión al medio ambiente.
En lo personal, evoco aquella jornada en la cual, después de sus razonamientos, observé llorar (de vergüenza) a una de las representantes del Banco Mundial, presente en el evento Globalización y Problemas del Desarrollo, de cuyas ediciones siempre resultó alentadora e imprescindible su presencia.
El ejemplo de Fidel, en toda su dimensión, es la del hombre nuevo del cual hablaba el Che, sus compañeros de lucha. Describir cada sensación de su presencia es posible en los testimonios de las nuevas generaciones de cubanos, que trabajan en toda la Isla y apoyan con su esfuerzo solidario a otras naciones del planeta. 

Foto: Archivo de Granma