El Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos surgió el 10 de agosto de 1962, lo que permitió diseñar por primera vez una estrategia nacional para poner los recursos hidráulicos en función del desarrollo económico del país, iniciar un programa  de construcciones hidráulicas y asumir la atención de los servicios de acueducto y alcantarillado.

Sin embargo, el desarrollo de la hidráulica en Cuba comenzó muchos años atrás, al proyectarse la primera obra ingeniera conocida como la Zanja Real en 1544. Su construcción comenzó a finales de 1566, bajo la dirección del Maestro Mayor del Castillo de la Real Fuerza, Francisco de Calona. Pero por diversas dificultades se culminó en 1592, a cargo del ingeniero militar Don Juan Bautista Antonelli.

Este fue el primer acueducto de Cuba y el primero construido por los españoles en América; funcionó hasta 1835. Por allí corrían las aguas desde el río La Chorrera hasta el puerto de La Habana y descargaban en un lugar nombrado Callejón del Chorro. En 1620 abrieron nuevas canales secundarias a la Zanja Real y formaron tres depósitos, uno para los buques cercanos a la Marina, otro para el vecindario y el tercero para los castillos. Estos fueron los primeros depósitos de sedimentación utilizados en un servicio público de abasto, en la época colonial.

En el siglo XIX funcionaron las Juntas de Sanidad hasta 1898. Luego surgió una red nacional, presidida por una Junta Superior. A partir de 1815 se establecieron de forma obligatoria, en las poblaciones con Ayuntamiento. Durante ese período se destacaron algunas obras de abasto de agua y otras sanitarias pero la más importante fue el Acueducto de Albear, culminada en 1893. Este fue el primer sistema del país que usó aguas del manto freático por medio de pozos, para garantizar un agua potable con más higiene. Constituye una de las siete maravillas de la ingeniería civil cubana.

Al inicio del siglo XX se ejecutaron diversos trabajos de saneamiento. Se construyeron alcantarillados, pavimentaron calles, desarrollaron campañas de higienización y surgieron nuevos acueductos en todo el país. En las décadas del 40 y 50, dos instituciones nacionales realizaron un programa de obras de ingeniería sanitaria: el Ministerio de Obras Públicas y la Comisión de Fomento Nacional.  Estas dotaron a varias poblaciones del país de un sistema de acueducto o ampliaron los existentes.

A pesar de los trabajos ejecutados la situación de los acueductos y alcantarillados era preocupante. Casi la mitad de las poblaciones de más de mil habitantes no tenían acueducto y la mayoría no contaban con alcantarillado y drenaje. En la zona Oriental las fuentes de sus acueductos procedían de ríos y se consumía el agua sin tratamiento alguno.

Al triunfar la revolución en 1959, de los 300 asentamientos con más de mil habitantes existentes en el país, solo 114 contaban con suministro de acueducto y 12 con alcantarillado. Funcionaban 16 instalaciones de cloración y cuatro plantas potabilizadoras, una no trabajaba desde hacía tres años, por falta de productos químicos y otra necesitaba reparación. Además, el alcantarillado de la capital era insuficiente, entre otras problemáticas.

Desde entonces surgió la voluntad de satisfacer las necesidades hidráulicas de la sociedad en función del abastecimiento de agua potable a toda la población y del desarrollo agrícola e industrial. Por lo que en 1962 se creó el primer Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), presidido por el Comandante Faustino Pérez Hernández.

A partir de ese momento ocurrieron importantes transformaciones. Entre 1987 y 1989 culminaron varias obras hidráulicas y construyeron otras nuevas. Este hecho se conoció como “la recuperación de la Voluntad Hidráulica”.  Para llevar a cabo este objetivo, en 1989 se creó otro nuevo Organismo de la Administración Central del Estado, con el mismo nombre del fundado en 1962, encargado de dirigir, ejecutar y controlar la aplicación de la política del Estado y el Gobierno relativa a la actividad de los recursos hidráulicos.

En el 2000 el INRH comenzó un proceso de reorganización. Modificó su estructura, funciones y atribuciones de su Nivel Central. Creó grupos empresariales y empresas con un nuevo sistema de dirección y gestión. También a partir de ese año se escogió esta fecha para celebrar el Día del Trabajador Hidráulico.

Este proceso tiene el objetivo de controlar el cumplimiento de los instrumentos legales y normativos vigentes sobre la preservación y uso racional del agua, perfeccionar y controlar las entidades económicas integradas en su sistema, con una estructura consecuente con la política del Estado de proteger el medio ambiente y los recursos naturales para lograr un desarrollo sostenible.

Aunque todavía persisten diversos problemas en el sistema hidráulico de la isla, en los últimos años el INRH centra sus esfuerzos en disminuir los efectos de la sequía, sobre todo en el abastecimiento de agua a la población. También lleva a cabo un proceso inversionista y constructivo para ampliar la infraestructura hidráulica, la rehabilitación de redes de conducción y distribución de agua potable y obras para el saneamiento ambiental.

Referencia
Sitio web del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (http://www.hidro.gob.cu/es)