Todos somos ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas

Albert Einstein

 

“Quiero irme cuando quiero. Es de mal gusto prolongar artificialmente la vida. He hecho mi parte, es hora de irse. Yo lo haré con elegancia”. Así se dirigió a los médicos, el célebre físico Albert Einstein, un día antes de morir, el 18 de abril de 1955, en Nueva Jersey, Estados Unidos.                

Ese día tuvo una hemorragia interna por la ruptura de un aneurisma de la aorta abdominal y los médicos trataron de operarlo pero Einstein se negó y falleció en el Hospital de Princeton. Sus restos fueron incinerados y sus cenizas esparcidas por los terrenos del Instituto de Estudios Avanzados, ubicado en esa comunidad estadounidense. 

El patólogo que realizó su autopsia le extrajo el cerebro sin el consentimiento de la familia, para que en el futuro la neurociencia pudiera descubrir la causa de la gran inteligencia del más afamado científico del pasado siglo. 

Einstein nació en Alemania el 14 de marzo de 1879. Era descendiente de una familia judía. De niño tuvo problemas de lenguaje, solo se relacionaba con su hermana, era metódico y tenía cierto retardo para aprender. Su primera enseñanza la cursó en una escuela católica, y más tarde, su tío Jacob Einstein le regaló algunos libros de ciencia, que lo motivaron a adentrarse en ese mundo. 

En el bachillerato, donde se graduó en 1896, solo se interesaba por la matemática y la física. Luego renunció a su ciudadanía alemana y comenzó a tramitar la suiza. Continuó sus estudios en el Instituto Politécnico de Zúrich, donde conoció a su futura esposa Mileva Maric. Más tarde recibió el título de profesor de matemáticas y física y en 1901 le concedieron la ciudadanía suiza. 

Al año siguiente comenzó a trabajar en la Oficina Confederal de la Propiedad Intelectual de Berna, hasta 1909. Tuvo dos hijos: Hans Albert y Eduard. Cuando este último tenía ocho años, se divorció y poco después se casó con su prima Elsa, quien lo apoyó en su trabajo. 

La investigación científica de Einstein se incrementó a partir de 1905, al publicar importantes trabajos sobre física. Obtuvo el grado de doctor por la Universidad de Zúrich en 1906 con la tesis “Una nueva determinación de las dimensiones moleculares”. 

Escribió cuatro conocidos artículos, en los que explicó el movimiento browniano, el efecto fotoeléctrico y desarrolló la teoría de la relatividad especial y la equivalencia masa-energía. 

El artículo sobre el efecto fotoeléctrico se denominó “Un punto de vista heurístico sobre la producción y transformación de la luz”. Por este y por su contribución a la física teórica obtuvo el Premio Nóbel de Física en 1921. 

En 1915 presentó la Teoría de la Relatividad General que sirvió de base para la cosmología, una rama de la física que estudia el origen y evolución del Universo desde el punto de vista científico. 

Su teoría tuvo varios detractores dentro de la comunidad científica; sin embargo, durante un eclipse que ocurrió en 1919, un científico midió la desviación de la luz de una estrella al pasar cerca del Sol. Esto le propició una gran fama, pues se demostró una de sus predicciones.

Además de sus aportes científicos tuvo una activa vida política en la que abogó por la paz. Fue miembro del Partido Democrático Alemán durante la primera guerra mundial. Años más tarde abandonó su país y en 1940 se nacionalizó estadounidense. 

Cuando la Segunda Guerra Mundial apoyó la iniciativa de desarrollar un programa de armas nucleares conocido como Proyecto Manhattan. Luego escribió una carta al presidente Roosvelt en la que expresó todo lo relativo a la bomba atómica, sus peligros y la necesidad de construirla antes que Alemania. 

Es considerado el padre de la bomba atómica por exponer las bases teóricas que posibilitaron su construcción. Pensó que era preferible que ésta estuviera en manos de Estados Unidos, pues consideraba que los nazis “habrían consumado la destrucción y la esclavitud del resto del mundo”, según un discurso pronunciado en Nueva York en 1945. 

En esa ocasión también expresó: “los físicos que participaron en la construcción del arma más tremenda y peligrosa de todos los tiempos, se ven abrumados por un similar sentimiento de responsabilidad, por no hablar de culpa”, debido al desastre que provocó la bomba en Hiroshima y Nagasaki. Años más tarde promovió el Manifiesto Rusell-Einstein, en el que convocaba a la unidad de los científicos por la eliminación de las armas nucleares. 

Defendía a los judíos y quería que tuvieran los mismos derechos que los palestinos. Cuando murió el primer presidente de Israel en 1952, le propusieron que ocupara la presidencia, pero no aceptó. 

En la actualidad algunos plantean la posibilidad de que Einstein padeciera del Síndrome de Asperger, basados en sus problemas para comunicarse y relacionarse en la niñez, su retardo en el lenguaje y su obsesión por temas específicos y complejos. Pero, esto contrasta con el hecho de que se casara y tuviera buenos amigos, algo poco común en una persona con este trastorno. 

Einstein tuvo una cuestionada personalidad y legó al mundo una controvertida y vasta obra científica. Sin dudas, hizo mucho más que “su parte”, y vivió y murió como quiso, con intensidad y elegancia. 

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https://www.nationalgeographic.com.es/personajes/einstein