El Palacio de Aldama, construido en 1840 para el hacendado don Domingo Aldama y Aréchaga, es recordado en la historia por ser asaltado por voluntarios españoles, hace 150 años, el 24 de enero de 1869, aunque ya era una mansión de gran notoriedad por haber sido sede de importantes acontecimientos sociales de la aristocracia habanera del siglo XIX.

El acaudalado hacendado compró a la Sociedad de Pagés y Barón, el 11 de septiembre de 1838, unos terrenos que se encontraban a extramuros en el entonces Campo de Marte, donde mandó a edificar el Palacio para residencia de sus hijos Miguel y Rosa Aldama; construido por el arquitecto e ingeniero dominicano Manuel José Carrera.

El amor que por la causa independentista de la isla demostrara su hijo, Miguel Aldama y Alfonso, fueron motivos suficientes para que en la noche del 24 de enero de 1869 los voluntarios y turbas españolizantes de La Habana asaltaran y saquearan esta residencia, destruyendo libros, muebles, tapices y otras joyas artísticas.

Después de este hecho, Aldama decide abandonar el país y muere el 11 de abril de 1870. Mientras en La Habana se abría el proceso para la confiscación de sus bienes. El juicio duró desde septiembre de 1870 hasta septiembre de 1876. Los hijos ausentes no podían heredar porque habían sido condenados por conspirar a favor de la independencia de Cuba. Entonces, el gobierno español se adjudicó las dos casas que formaban el Palacio.

Con la firma del Pacto del Zanjón, les fueron reintegrados los derechos a sus hijos. Pero nunca más fue ocupado por sus propietarios ni por familia alguna. Al morir don Miguel Aldama, la casa fue sacada a remate el 29 de marzo de 1889.

Los nuevos dueños instalaron en el Palacio la fábrica de tabacos y cigarros La Corona. En octubre de 1898 la vendieron a la sociedad inglesa "The Havana Cigar and Tobaco Factories Limited".

Durante esta época se le hicieron modificaciones al Palacio. Luego, en 1926, se le añadió una tercera planta, mientras que en 1930 se agrupaban las dos casas en una sola. En 1932, a consecuencia de una huelga de obreros tabaqueros, la empresa cerró la fábrica.

Foto: Cubahora

En 1945, ante el peligro de demolición que amenazaba al Palacio, numerosas instituciones culturales, profesionales y artísticas se movilizaron para salvarlo. Este movimiento también impulsó la idea de declararlo Monumento Nacional, lo cual se logró el 9 de junio de 1949, cuando, el entonces presidente de la República, Carlos Prío Socarrás firmó el decreto que lo declaraba Monumento Nacional.

Al año siguiente, el Sr. Paul Gonzáles de Mendoza compró la mansión e invirtió más de dos millones de pesos en su restauración, concluida en 1947. En el inmueble se instalaron oficinas, comercios, una cafetería y el Banco Hipotecario Mendoza, hasta su nacionalización en 1960.

En 1965 se entrega a la Academia de Ciencias de Cuba. En 1968 se instala el Instituto de Etnología y Folklore hasta 1973, período en el que se demuele la tercera planta y retorna a su altura original. En abril de 1974 se convierte en la sede del Instituto de Historia del Movimiento Comunista y la Revolución Socialista de Cuba. Ya en 1987, al fusionarse varias instituciones de investigación histórica, pasa a ser el Instituto de Historia de Cuba.