El líder Jesús Menéndez, conocido como El General de las Cañas, arduo defensor de la clase obrera azucarera, que propició el diferencial azucarero y muchas otras reformas en ese sector, fue asesinado el 22 de enero de 1948.
Nació el 11 de diciembre de 1911, en una pequeña finca de un sitio llamado La Palma, cerca de Encrucijada, en la actual central provincia de Villa Clara. En la escuela apenas aprendió las primeras letras y la tabla de multiplicar. No podía asistir regularmente, pues tenía que ganarse el sustento limpiando zapatos, vendiendo pollos y viandas del sitio del abuelo. No obstante, tenía afición por la historia de Cuba, de la revolución francesa y la literatura revolucionaria de la época.
Para buscarse la vida trabajó como machetero, escogedor de tabaco, purgador de azúcar. “Éramos muchos en la casa para que alcanzaran el pan para todos – confesó una vez el líder de la Federación Nacional de Trabajadores Azucareros (FNTA), - el hambre entre tantos, suma una cifra: desesperación. Y me fui un buen día a vender mi fuerza de trabajo…Creo que si me corto las venas, corre por mi sangre un río de guarapo amargo."
Con sólo 18 años se inició en las luchas sindicales en el entonces central Constancia. En 1931 ingresó en el primer Partido Comunista de Cuba y adoptó el seudónimo de Junio. Comenzó como dirigente de base, y en 1941 fue elegido Secretario General de la Federación Nacional de Obreros Azucareros (FNOA), que por iniciativa propia se convirtió en la FNTA al incluir a los empleados y técnicos de todas las ramas de la industria.
Durante su mandato, los trabajadores del sector lograron hacer realidad algunas de sus históricas demandas: el primer convenio colectivo de trabajo, la creación de retiro azucarero, el Decreto 117 sobre el régimen salarial que estableció aumentos de sueldos de un 32 por ciento, la participación obrera en las negociaciones de zafra, la creación de una clínica nacional azucarera, frustrada después de su asesinato, y la clausura de garantía que viabilizó el pago del diferencial azucarero.
Resultó electo representante a la Cámara en 1940 y 1946. Como parlamentario, solo podía ser detenido por acuerdo del congreso. Dicen los viejos obreros del azúcar que la orden de matarlo había sido dada mucho antes del 10 de diciembre de 1947, cuando declaró al periódico Hoy: “No comenzaremos la zafra si no nos ponen el diferencial en la punta de la mocha”.
En la mañana del 20 de enero de 1948, Jesús salió para Santiago de Cuba, donde tuvo una reunión con el ejecutivo de la FNTA. Dos días después partió para Bayamo. En el central Mabay, el ejército intimidaba a los obreros para que abandonaran el paro.
Se entrevistó en el ingenio con el administrador, junto con el entonces alcalde de la Ciudad Monumento, el ortodoxo Beto Saumell, quien quería resolver el conflicto, "Menéndez no estaba armado, vestía una guayabera blanca y se le hubiera visto el arma", confesó Saumell años después.
El alcalde regresó a su ciudad mientras el dirigente sindical continuó hacia Bartolomé Masó. Entretanto, Castillas Lumpuy, "el capitán del odio", como lo bautizara el poeta Nicolás Guillén, viajó hacia Mabay, pero cuando llegó, Menéndez ya se había marchado. El sicario tomó nuevamente el tren y en la estación de Yara se encontró con el líder azucarero y el también parlamentario Paquito Rosales.
Conversaron en tono mesurado pero cuando el tren llega a Manzanillo, el militar amenaza a Jesús: “Tiene que acompañarme al cuartel.” Este respondió: "Parece que usted no se da cuenta de que soy representante a la cámara y que no puedo ser detenido”.
Faltaban unos minutos para las 8:30 p.m. El sicario quiso sujetarlo por el brazo pero Menéndez se zafó. “Lo siento capitán, pero ya le dije que no puedo acompañarle”. Caminó unos pasos por el andén, se recostó en la escalerilla, sacó su pistola y disparó, mientras vociferaba: “Te dije que ibas vivo o muerto, Menéndez”. El líder sindical recibió los impactos por la espalda, cayó al suelo y el capitán del odio siguió disparando. Así fue asesinado el líder de los trabajadores azucareros.
Al conmemorarse el aniversario 15 de su muerte, el actual Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba y General de Ejército Raúl Castro afirmó: “Los que mataron a Jesús Menéndez, quisieron matar en él la lucha de los trabajadores, el espíritu de clase de los obreros, su protesta contra la opresión yanqui que ahogaba la Patria, su rebeldía contra unas condiciones de vida que cada día se hacían más intolerables”.
Referencia
Enciclopedia cubana Ecured

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