Muchos fueron los luchadores revolucionarios asesinados durante la tiranía batistiana, momento de cruentos y disímiles crímenes que no debemos olvidar. Para salvar del silencio a uno de los mártires de esa etapa recordemos a Fulgencio Oroz Gómez, asesinado y desaparecido hace exactamente 60 años, el 2 de diciembre de 1958.
Nació en el poblado más pobre de Candelaria, Pinar del Río, el 14 de marzo de 1939. Provenía de una familia humilde, su madre era natural de San Cristóbal y su padre español. Al morir este, en 1941, pasaron muchas vicisitudes, lo que al parecer caló hondo en la personalidad de Fulgencio, y algunos infieren que esta podría ser la causa de la temprana madurez de su carácter.
Se traslada a La Habana a los 14 años para ingresar en la Escuela Normal para Maestros, donde se incorpora a la lucha revolucionaria y fue dirigente de la Juventud Socialista en el plantel. Dicen que era un joven querido por todos, rubio, de mediana estatura y delgado, con aspecto de niño, con ojos azules muy expresivos pero tristes.
Las aulas de la escuela se convirtieron en su primera trinchera de lucha. Sobresalía por su inteligencia, sinceridad, firmeza, valentía, madurez y audacia. Su evolución política ocurre por el contacto con la cruda realidad que se ofrecía ante sus ojos. Comprobó que el sistema educativo en Cuba estaba plagado de inmoralidades y politiquería. Era necesario luchar por un cambio radical en la estructura social del régimen capitalista. Convencido de ello, se unió al combate. Sus discursos eran muy explosivos, y en 1957 lo expulsan de la escuela.
Estuvo seis veces preso, en las primeras ocasiones lo soltaban por ser demasiado joven. Pero en la medida que incrementa sus actividades revolucionarias y su compromiso con la lucha, dejó de ser considerado un simple estudiante revoltoso para ser un dirigente de profundas ideas. Entonces tiene que dejar de visitar la Normal y pasa a la lucha clandestina.
En 1958 era conocida su filiación comunista, por lo que así estaba fichado por el Buró para la Represión de las Actividades Comunistas (BRAC) y el Servicio de Inteligencia Militar (SIM). Mantenía relaciones con los miembros de la Brigada Juvenil del Movimiento 26 de julio de la Normal, con quienes realizó acciones conjuntas. Llegó a ser Organizador de la Juventud Socialista de La Habana.
Mantuvo relaciones de amistad con José Antonio Echeverría y Fructuoso Rodríguez, a quien asistió al ser golpeado en una manifestación, hecho que quedó para la historia en una foto. Participó en la toma del Instituto del Vedado junto a los universitarios. En el barrio de Luyanó se relacionó con una célula del Movimiento 26 de julio de acción y sabotaje. Se dice que había manifestado interés por subir a la Sierra Maestra y sentía gran admiración por Fidel.
El 2 de diciembre fue detenido en la calle Remedios, a un costado de la Clínica Hijas de Galicia, en Luyanó, municipio de Diez de Octubre. Lo llevaron a la décima Estación de Policía, donde lo torturaron, asesinaron y desaparecieron. Sólo tenía 19 años.
Referencias
La Habana 1958. Crimen y terror de Julio Dámaso Abreu y José A. García Bertrand