Máximo Gómez Báez, El Generalísimo, como le llamaban, nació en Baní, pequeño pueblo de República Dominicana, el 18 de noviembre de 1836. Se unió al movimiento nacionalista cubano contra la dominación colonial española en 1865. Cuando estalló la Guerra de los Diez Años (1868-78), luchó junto a Carlos Manuel de Céspedes, ascendiendo, gracias a su experiencia militar, hasta obtener el mando sobre las fuerzas de la provincia de Oriente.
Su firme decisión de luchar por la independencia de la Isla lo hace declararse ciudadano cubano. Se incorporó al ejercito mambí el 14 de octubre de 1868. Cuenta entre sus proezas con la dirección de la primera carga al machete, en Pino de Baire, la que se convertiría en la más temible arma de los libertadores. Desde ese momento el movimiento revolucionario contó con un jefe militar, capaz de preparar un ejército popular y enfrentarse al enemigo con extraordinarias posibilidades de triunfo.
Con este tipo de lucha, era capaz de destrozar a las columnas hispanas, como ocurrió en Mal Tiempo, que duró solo 15 minutos. Entonces, el dominicano contaba con 59 años. Carlos Manuel de Céspedes lo nombra mayor general, cuyo merecimiento demostraría a fuerza de inteligencia y coraje, y lo asigna a las fuerzas del mayor general Donato Mármol.
A partir de 1870 comienza a destacarse como jefe militar al frente del distrito Cuba (hoy Santiago de Cuba), en sustitución del ya fallecido Mármol, donde formaría a sus grandes discípulos Antonio y José Maceo, Guillermo Moncada, Flor Crombet y muchos otros.
En lo sucesivo se reveló como gran estratega en la invasión a Guantánamo, la Campaña mambisa en Camagüey (1873-1874) y la invasión a Las Villas. Al cesar la anexión a España, en 1865, y ser evacuadas las fuerzas de Madrid, se traslada a Cuba. En 1867 presentó su baja del ejército ibérico. No obstante, estuvo en los registros españoles hasta el 22 de marzo de 1869, fecha en la que el ministro de la Guerra confirmó su licenciamiento.
Organizador enérgico, lo calificó Martí, “de quien solo grandezas espero…Donde está él, está lo sano del país, y lo que recuerda y lo que espera”. A lo que agregaba Maceo: “¿No es el más capaz de todos, y el que ahoga la ambición mezquina con su gloria y con su espada, más grande y más brillante que todos?”.
Fue General en Jefe del Ejército Libertador en la Guerra de Independencia de 1895 a 1898. Supo corresponder a la confianza que José Martí depositara en él. Junto a Antonio Maceo destacó como uno de los grandes estrategas de la Campaña de Invasión a Occidente y de la guerra de desgaste contra las tropas élites españolas. Falleció el 17 de junio de 1905, en su domicilio en La Habana, con 69 años.