Acerca del punto de nacimiento de La Habana, el Doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad, exponía que “ese poblamiento debe haber sido en un punto indeterminado de la Ensenada de la Broa, (…) que puede estar entre Batabanó y Melena del Sur. Sin embargo, donde está prendido el sentimiento desde largos años, por generaciones, de que La Habana nació allí, es en Mayabeque, Melena del Sur.
En sus argumentos Leal, aseguraba : “… yo recorrí el camino desde Melena hasta la playa Mayabeque. Y ese camino misterioso está siendo objeto de un estudio muy profundo por parte de arqueólogos, de investigadores, tratando de hallar esa Atlántida perdida, que es la pequeña aldea de La Habana primigenia. Incluso, la forma de hablar y de vestir (de sus residentes) muestra ese ajiaco que se percibe, huele, se impregna en la memoria, seduce, atrapa y contamina el deseo de quedarse, para vivirla, del más conservador visitante.
Considerarse habanero de pura cepa es, también, parte del orgullo territorial; pero “de pura cepa” define solo el nacimiento en cualquiera de sus 15 municipios. No obstante, recuerdo que aún puede escucharse, tal referencia, a personas cuyo árbol genealógico tiene raíces hasta en la Cochinchina y más allá...”.