Comparto con ustedes un reporte que acabo de recibir de miembros del equipo Desafío, a través del cual relatan sus experiencias en un reciente viaje de trabajo al municipio especial Isla de la Juventud.

Lo comparto consciente de que es nuestro ministerio el responsable de exigir e impulsar una transformación de esa realidad y, precisamente, el primer paso es sin dudas que todos, incluyendo a entidades involucradas, reconozcamos el problema, y lo más importante, que lo transformemos, con celeridad.

Aquí se los dejo:

Al mediodía, la terminal de Batabanó se convierte en un crisol donde el desorden y las adversidades cotidianas se encuentran bajo el calor implacable del Caribe. Más que un espacio de tránsito, la terminal es uno de los peores ejemplos de estos servicios en el país.

Lo que debería ser un punto de partida para regresar a casa, conocer nuevos territorios o hasta ser la primera imagen de los viajeros porque durante eventos como el Festival Isla Verde, la Isla de la Juventud se llena de visitantes; la experiencia se transforma en una tortura para los viajeros.

La higiene del lugar es el primer obstáculo que pone a prueba la paciencia colectiva. Los baños en condiciones deplorables, junto con áreas comunes descuidadas, y una operación desorganizada, reflejan no solo un déficit de recursos, sino una alarmante falta de compromiso por parte de las entidades encargadas.

Esta situación no solo afecta la comodidad de los pasajeros, sino que también transmite un mensaje de indiferencia hacia su bienestar.

La oferta gastronómica posee pocos productos, y a precios no siempre disponibles para todos.

En medio del calor abrasador, las sombras son escasas, mientras los viajeros enfrentan una jornada que exige más fortaleza de la que debería ser necesaria.

Criticar este escenario no es un acto de negatividad, sino un llamado urgente a la acción, a la reflexión y a la transformación de una realidad que no debe ser aceptada como norma.

(Tomado del perfil de facebook de Eduardo Rodríguez Dávila, ministro del Transporte)

Ver además:

Recuperar el tren a Expocuba, Parte II: los coches