Dolor inguinal y fiebre remiten a Cirugía del Hospital Fajardo. Es de noche. Llevamos un maletín con todo lo necesario por si ingreso. Al bajar del taxi aparece una silla de ruedas y un joven solícito conduce a 'la abuelita' Sofía al servicio indicado. Atención inmediata, examen acucioso, criterio no quirúrgico. Se prescribe Leucograma y remisión a Medicina Interna, en el cubículo contiguo. Pero antes, el análisis de urgencia indicado, en el Laboratorio, al final del pasillo, también rápido y profesional.

Regreso, sin que la paciente con dificultad para la marcha haya puesto nunca sus pies en el piso. Ahora, al local de los clínicos. El especialista pregunta, ausculta, descarta, debe esperar por el resultado de la sangre, pero adiciona un parcial de orina. Vamos a los baños más inmediatos, igualmente limpios, se obtiene la muestra y la sobrina que me acompaña la lleva al Laboratorio. Un rato en sala de espera por los resultados de ambos análisis, y de nuevo al cubículo de los internistas.

El especialista ahora es un Geriatra, no podría ser más apropiado para consultar, de nuevo con minuciosidad, a una anciana. Hay leucocitos por encima de lo normal en ambos informes, Finalmente, la impresión diagnóstica es infección del Tracto Urinario. Receta Trimetoprima/Sulfametoxazol, 480 mg, 14 tabletas, dos diarias, que se resuelven enseguida por donación de vecinos y familiares.

La satisfacción con el servicio del hospital es para la máxima calificación. Limpieza e higiene impecable. Ambiente agradable, bonito, el piso, las paredes, los muebles, la eficaz señalización... y más que todo el personal de asistencia médica enfundado en sus elegantes, coloridos y limpios uniformes de faena, de los que sobresalen rostros amables, sonrientes, miradas inteligentes y compasivas, y manos hábiles, seguras, que inspiran confianza y seguridad. ¿Pudiera decirse que uno saldría encantado de un servicio hospitalario nocturno de urgencia? Pues sí, este es el caso...

Hasta chocar, sin embargo, con el problema de que a esa avanzada hora de la noche no hay taxis disponibles en el entorno, ni ambulancia, y las llamadas telefónicas para buscar auxilio resultaron al menos momentáneamente infructuosas. ¿Qué hacer?

La diligente sobrina, cuyo apoyo deviene más que útil, decide salir hasta Zapata a buscar un taxi que pase. Por el camino se encuentra con un auto patrullero de la Policía, el número 100, y les pregunta a los agentes si conocerían el teléfono de alguna piquera de alquiler. Ellos se interesan por el problema, y responden que si espera unos minutos a que entreguen algo, vendrán al hospital para ayudarnos.

En el interín, alguien responde al teléfono, pero se demoraría porque está bañándose y con el auto ya guardado; no fue necesario. Enseguida aparece el patrullero y los dos jóvenes agentes, también impecables y con sus manos profesionales y solidarias casi cargan a Sofía de la silla de ruedas al asiento trasero del auto; allí nos acomodamos los tres. Preguntan la dirección, parece que la introducen en un mapa electrónico, y por la ruta más directa llegamos a casa en santiamén, e igual ayudan aquí a bajar a 'la abuelita', que los besa agradecida.

Confieso que me emociono por el gesto y me faltan las suficientes palabras de agradecimiento. Pienso preguntar sus nombres, pero prefiero disfrutar la idea de que estos son, y así son, quienes honran, y se honran, dando continuidad a las mejores tradiciones de nuestra Policía Nacional Revolucionaria.

También me cruza por la mente que cuando esté votando este domingo 26 en las urnas del deber cívico y revolucionario, por los tres estupendos candidatos que aparecerán en la boleta de mi Circunscripción 92, Plaza de la Revolución: Cari, nuestra delegada, Mariela, alma de Cenesex, y Torres Iríbar, al frente del Partido en La Habana, y de hecho por toda la excelente candidatura para esta X Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular... y precisamente, cuando esté dibujando mi cruz en el espacio para el Voto Unido por la Patria, estaré pensando en los admirables médicos, enfermeras, técnicos, trabajadores todos del turno nocturno del miércoles 22, en el Fajardo, y en estos inolvidables policías, que enorgullecen e inspiran. Muchas, muchas, muchas gracias a ellas y ellos por ser como todos deberíamos querer ser.

(Tomado del perfil de Facebook de Víctor Manuel González Albear)

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