En este collage bochornoso, la imagen de la izquierda corresponde a la esquina de Aranguren y Goicuría, en El Mónaco, Víbora, Diez de Octubre. Las restantes corresponden a diversas esquinas del Sevillano, en el mismo municipio. Todas fueron tomadas por este ciudadano el domingo 4 de septiembre en la tarde.
Al menos los que vivimos en torno a la esquina de Aranguren y Goicuría, zona superpoblada donde hay muchos edificios de vivienda y varias unidades gastronómicas como El Lateral, que deposita sus desechos allí, solo tenemos un contenedor. Un contenedor para cientos y cientos de hogares. Y cuando pasan días sin que Servicios Comunales recoja la basura, las personas se ven obligadas a lanzar sus desechos en un gran vertedero de la indolencia e incivilidad.
No descubro el agua tibia ni la basura podrida. Esto lo hemos sufrido cíclicamente. No hablo solo por mi barrio ni por El Sevillano. Alerto sobre la actual crisis de la basura, que ya no admite más espera en muchos barrios de la capital, sin que Servicios Comunales brinde una explicación a la ciudadanía. Porque entre basura no se puede vivir. No nos merecemos vivir. No solo porque peligra la salud de las personas, sino porque la gente se va contagiando de otra epidemia: la del desaliño y la degradación de vivir entre miasmas. Y terminan en la maloliente indiferencia y la sucia resignación. Me niego a ello.
Ante la ausencia de una información pormenorizada de las razones de esta crisis, supongo que pueda haber factores carenciales gravitando. Si bien en septiembre de 2019, a partir de la entrada de modernos carros recolectores de basura, se divulgó a bombo y platillo que se iniciaba una nueva etapa en los Servicios Comunales de la capital, con empresas municipales descentralizadas y con mayor autonomía y equipos, y mejoró la recogida de desechos en la ciudad, hoy pueden haberse revertido esas condiciones en medio de una situación económica tan difícil.
Quizás ya falten piezas y neumáticos a estos equipos, y haya disminuido el suministro de combustible. Sí, porque estamos viviendo una situación carencial muy fuerte.Hay que explicárselo a los ciudadanos y no quedarse ahí. Sobre todas las cosas, hay que buscarles soluciones alternativas para tiempo de crisis, como se hizo en los años más cruentos del Período especial, con mejor organización y activar variantes como la recogida de basura en carretones alados por caballos, contratando carretoneros, al menos para los municipios periféricos. ¿Y no podría experimentarse con cooperativas o pequeñas empresas privadas de recogida de basura y recicladoras, en alianza con Servicios Comunales? Lo que sí no puede aceptarse es vivir entre la basura días y días, con el consiguiente desánimo y el malestar que va generando. Algo hay que hacer en La Habana profunda, más allá de las “pasarelas” como la Quinta Avenida de Miramar, o la calle 23, El Malecón, Paseo y otras vías prioritarias.
No desconozco, por si van a hablarme de la indisciplina social para justificarlo todo con ella, que personas inconscientes y transgresoras han roto contenedores y hasta se los roban para fabricar artículos de plástico, con tanto que le cuestan al Estado. O los vuelcan, y deterioran, les roban las ruedas. De todo hay, pero esas indisciplinas requieren de mano dura y la fuerza de la Ley. Y de una disciplina institucional de Servicios Comunales, expresada en el buen hábito de no dejar acumularse la basura. También de algo muy importante, la disciplina y rectitud de las autoridades del orden público de no permitir tales ultrajes y daños al ornato y la limpieza. Así, podremos atraer más prosélitos a la higiene pública en nuestra ciudadanía. Más ciudadanos que meros “habitantes”.
Lo que sí no podemos resignarnos, a fuerza de tantos desechos acumulados, en convertirnos en basura humana, ciega y sorda a los que se derrumba y pudre a nuestro alrededor.
Ahora que comienza el nuevo Curso Escolar, esos impúdicos vertederos, a los ojos de nuestros niños desdicen de la educación de una sociedad. La calle también debe ser un aula, para graduarse de ciudadanos con devoción y decencia.
Vergüenza contra basura.



(Tomado del perfil en Facebook de José Alejandro Rodríguez)
Otras informaciones:
Los camiones particulares que tiran pasajes y cargas entre las ciudades del oriente y la capital siempre tienen las gomas nuevas. Cómo acabadas de poner. Hay que preguntarles cómo lo logran? Los servicios comunales están tan mal gestionados que no pertenecen a ningún ministerios. Debiera fomentarse por el MEP que creo que es en definitiva quien los tiene incluído en su estructura y además es el rector de la política que se creen MiPYMES que hagan este trabajo. La zanahoria bien puede ser el presupuesto millonario que cada municipio tiene asignado para esas labores. Hace años solo en la Habana era de 180 millones al año creo recordar. Por qué este asunto no le duele de verdad a nadie con tanta intensidad que haga encaminarlo hacia una posible solución.
Qué se dice en el gobierno de La Habana sobre el trabajo de Comunales.... están cobrando el salario completo cada mes?
Esto ocurre por que la primera indisciplina social es no recoger los desechos todos los días, experiencia sobradas para quienes disponen de los recursos asignados para la actividad tan importante, en una economía planificada y centralizada como la nuestra.