De las limitaciones de alimentos en Cuba, sabemos todos. Sin embargo,  la mayoría, también ha visto o escuchado sobre cómo se pierden en el campo surcos y más surcos de hortalizas porque no han sido recogidas o cuando se botan a los contenedores sacos de berenjenas o de papas.

Aunque esas pérdidas y desperdicios no están debidamente estudiadas y cuantificadas, se estima que los volúmenes no serían despreciables e incluso, que no poco hubiera podido tener mejor final.

Justo para ello, la recientemente aprobada Ley de Soberanía Alimentaria, Seguridad Alimentaria y Nutricional (Ley SSAN) incluye entre sus capítulos, por primera vez en una legislación cubana,  uno dedicado a las pérdidas y desperdicios.

Pertinencia

A propósito, el Ministerio de la Agricultura, con el apoyo del proyecto Autoabastecimiento Alimentario y Desarrollo de iniciativas Económicas Sostenibles en la Habana (HAB.AMA), el Programa Impacto, resiliencia, sostenibilidad y transformación para la seguridad alimentaria y nutricional (First), de conjunto con la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (ACTAF) realizó el taller regional Estrategias y medidas para la prevención y reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos (PDA).

Foto: Raquel Sierra

Con sede en la Finca La Yoandra, en Mantilla, Arroyo Naranjo, con el apoyo logístico de la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS) y con la participación de diferentes actores de Pinar del Río, Artemisa, Mayabeque, La Habana, Matanzas y el municipio especial Isla de la Juventud, el encuentro se propuso contribuir a la formación de capacidades locales para la implementación de la ley en lo relativo a la prevención y reducción de las PDA, mediante la concepción político-pedagógica de la educación popular.

Michelis Vega, investigadora del Instituto de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical (INIFAT), centro que puso a la disposición del encuentro su experticia, contenido metodológico y los facilitadores, en temas relacionados con el manejo poscosecha de productos agrícolas y las buenas prácticas y facilitadora del taller, explicó que este forma parte de los que se están organizando y realizando por el Ministerio de la Agricultura para abordar el tema de la ley y, específicamente, el título de la prevención y reducción de las pérdidas y desperdicios de alimentos.

Divididos en grupos relacionados con cuatro cadenas de valor: carnes, lácteos, granos y hortalizas y frutales, se trabajó en tópicos como las experiencias y conocimientos prácticos, la interconexión entre la Ley SSAN y los PDA, la determinación de las causas que generan las PDA, los elementos a tener en cuenta para su prevención y reducción y la determinación de soluciones.

“Aquí han salido informaciones interesantes en términos generales, pero lo primero es que existe un reconocimiento de que hay pérdidas en los diferentes grupos de alimentos, cuáles son sus causas, así como buenas prácticas que se realizan en esas cadenas de valor”, dijo Vega.

El trabajo por equipos permitió identificar causas generales y específicas para cada cadena, entre ellas, la falta de conocimientos,  inadecuado manejo de frutas y hortalizas, brechas en la cadena de frío, tecnologías insuficientes, deficientes instalaciones de almacenamiento y de infraestructura, demora del acopio de los productos, tanto en el campo como en los lugares donde se almacenan “y no menos importante, el desconocimiento de las normas nacionales y ramales”, apuntó la investigadora.

Esto, por supuesto, tiene sus consecuencias: sobremaduración, daños mecánicos, insatisfacción del cliente por la baja calidad, pérdidas económicas, falta de inocuidad, entre otras.

El intercambio permitió no solo que se conocieran quiénes tienen la responsabilidad de llevar a sus provincias  y municipios los nuevos saberes, sino también construir de manera participativa caracterizaciones y propuestas de soluciones.

Saldos

El taller arrojó buenas pistas y perspectivas. De acuerdo con Jerome Fauré, coordinador del programa First, de FAO, más allá de la necesidad de incrementar la producción en Cuba, con lo que sabemos ello significa, hay un potencial muy grande para disminuir las pérdidas y desperdicios. Entonces, poder movilizar en torno a este tema innovador donde hay ya experiencia en marcha,  pero que se requiere poder organizar mejor toda esa experiencia y plasmarla en una estrategia municipal, lo que aporta un valor añadido a la ley.

Giselle Chong, coordinadora del proyecto HAB.AMA en el municipio de Cotorro, consideró el taller “muy fructífero por el aprendizaje y por poder escuchar las experiencias de otras provincias sobre las acciones que se están empezando a hacer con la Ley SAN”.

Foto: Raquel Sierra

Aunque el tema ha sido tenido en cuenta, dijo, hasta ahora no se había implementado o accionado como una prioridad. Ahora, lo tenemos plasmado en una ley y en un reglamento, que establece, incluso, penalizaciones en el caso de personas que violen lo normado y provoque pérdidas que pueden evitarse.

Para ello, agregó, deberán llevar estos conocimientos a los municipios, no en un taller, sino en una serie de encuentros para compartir lo aprendido con los productores y los otros elementos de las cadenas de valor de los alimentos.

Por su parte, Ernesto Aguilera Collazo, coordinador del proyecto en Arroyo Naranjo estima que en el encuentro pudo relacionarse los que realiza HAB.AMA con la ley SSAN y piensa llevar los saberes a los presidentes de las cooperativas del territorio -14 de Créditos y Servicios y una Unidad Básica de Producción Agropecuaria-, sus juntas directivas, así como otros actores: organismos, instituciones, vendedores de los mercados y puntos de venta.

A juicio de Mariana Pérez, jefa del Departamento Independiente de Gestión de la Calidad del Ministerio de la Agricultura, el taller cumplió su objetivo “toda vez que trabajamos en la preparación de capacidades y sensibilización de equipos de trabajo que después tienen que contribuir en la facilitación y preparación de las personas, sobre todo, para elaborar los programas e incorporarlos en las estrategias de desarrollo municipal, con enfoques sistémicos, intersectorialesy multidisciplinarios.

Hay elementos muy nuevos que se incorporan a la ley, como son las cadenas de valor, el enfoque de riesgo dentro de las cadenas, la gestión de la calidad para la calidad de la gestión, porque no es solo la calidad de los productos, es la calidad de la gestión de todos los actores que intervienen en las cadenas y los sistemas alimentarios locales”, agregó.

Para Egidio Martínez,  presidente de la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas, forestales (ACTAF) en La Habana, la temática de pérdidas y desperdicios en los sistemas agropecuarios es una parte pequeña del nuevo enfoque que todos debemos tener en el marco de la ley SSAN. Martínez destacó cómo tenemos que trabajar para que las pérdidas se reduzcan al mínimo, a partir del intercambio y la articulación entre quienes están más cercanos a los aspectos teóricos y están de cara a los sistemas productivos.

Foto: Raquel Sierra

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