La ingeniosidad del cubano para afrontar los momentos difíciles se ha puesto a prueba una vez más desde que en la Mayor de las Antillas se detectaron los tres primeros casos positivos de la COVID-19.

Si normalmente en la Isla se ha tenido que hacer frente a las escaseces que provoca el bloqueo de Estados Unidos, en estos tiempos se ha sumado otro factor importante, la necesidad de trabajar con una plantilla reducida, dada la necesidad de aislamiento que la actual pandemia impone.

A tales condiciones no escapa la Unidad Empresarial de Base (UEB) Mezcla Física, perteneciente al Complejo Lácteo de La Habana, la cual fue creada en abril de 2018. Sobre cómo se las han ingeniado para trabajar en estos tiempos, conversamos recientemente con Edgar Zaldívar Delgado, director de dicho centro.

Foto: Oscar Alvarez Delgado

“La plantilla aprobada para nuestra UEB es de 60 trabajadores. A partir de las medidas que se han ido tomando debido a la pandemia –explica el directivo-, se adoptaron varias decisiones. En este caso los trabajadores más vulnerables, que son los diabéticos, hipertensos y mayores de 60 años, permanecen en la casa, recibiendo el 100 por ciento del salario durante el primer mes.

“Ello nos llevó a tomar como estrategia fundamental la de trabajar con una sola brigada, de 16 a 18 personas, conjuntamente con el jefe de brigada, con descanso los domingos y sábados alternos. Anteriormente laborábamos un día sí, uno no, durante 12 horas, ahora la jornada laboral se redujo a ocho horas.

“El flujo productivo comienza con el recibimiento de la leche en polvo, que generalmente es importada. Esta se pasa por la torva para ser embasada y empacada en sacos, y finalmente se entrega al almacén de productos terminados en cuatro formatos diferentes, los cuales se destinan a la venta, a las dietas médicas, a la canasta básica y al mercado interno en divisas”.

En estos momentos, en Mezcla Física se trabaja con polietileno nacional, el cual, según comenta Zaldívar Delgad, tiene muy buena calidad. Allí empacan más de 600 toneladas mensuales, a un ritmo que oscila entre las 25 a 30 bolsas por minuto.

Como parte de las medidas de la COVID-19, se realizan exámenes periódicos a los trabajadores, se exige el uso permanente del nasobuco y  en todas las puertas hay agua clorada para la higienización antes de iniciar el proceso productivo. “A pesar de que hemos sido golpeados con esta pandemia, el trabajo se hace, y se cumplen los planes previstos”, agregó el director de la UEB.

Foto: Oscar Alvarez Delgado