Mientras continúa hoy la 64 Serie Nacional de Béisbol, la Federación Cubana de este deporte avanza en el
proceso para declarar el Estadio Latinoamericano Monumento Nacional, paso decisivo hacia su eternidad. En conferencia de prensa celebrada esta en la sala Adolfo Luque del propio recinto, las autoridades detallaron que el camino es complejo, lleno de verificaciones, documentos y exigencias técnicas.
“Eso es una tarea ardua −explicó el secretario de la Federación, Carlos del Pino−, porque hay reglamentos y requisitos que cumplir. Pero es lo que tenemos planificado. El próximo año este estadio cumplirá 80 años, desde su inauguración el 26 de octubre de 1946”. Del Pino confirmó que ya se realizaron las primeras reuniones con la especialista encargada: “El proceso está en camino. Faltan pasos por concretar para
proyectarlo plenamente, pero ya iniciamos”, aseguró.
El presidente de la Federación, Juan Reinaldo Pérez Pardo, resaltó la carga simbólica del momento: “Es una oportunidad muy buena: se cumplen 80 años de su inauguración y los 100 del natalicio del Comandante en Jefe Fidel Castro, artífice del movimiento deportivo cubano. Será un reto fuerte, pero ya existen planes en
marcha y varias entidades brindan apoyo total". Pérez Pardo añadió que se trabaja para que Cuba acoja un evento internacional en el mítico estadio, al menos, un juego de exhibición, y recordó que el 26 de este mes se cumplen 20 años del último certamen deportivo de ese tipo organizado en el país.
El Estadio Latinoamericano −la Catedral del Béisbol Cubano− es un templo donde generaciones han compartido alegrías, tristezas y gestas deportivas. Inaugurado ante más de 30 mil fanáticos en 1946, ha sido escenario de epopeyas y también ha acogido conciertos, mítines, rodeos y peleas de boxeo. Declararlo Monumento Nacional no sería solo un acto administrativo, sino un reconocimiento profundo: en Cuba, este título se concede a obras, construcciones o sitios de excepcional signifi cación cultural, histórica, arquitectónica o social, protegidos legalmente por el Estado.
Entre ellos figuran centros históricos como Santiago de Cuba o Trinidad, fortalezas como el Castillo de San Pedro de la Roca, y espacios emblemáticos como la Universidad de La Habana o el Valle de los Ingenios, entre muchos otros. En ese panteón de memoria aspira a inscribirse “El Latino”, cuyo valor simbólico supera su acero y su concreto.
Mientras avanza el proceso, el también conocido como El Coloso del Cerro sigue latiendo como un corazón colectivo, custodiando recuerdos que no envejecen. Cada visita o mirada al cielo azul habanero confi
rma por qué este templo inmenso merece ser resguardado como parte esencial de la identidad y el sentimiento de un país.
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Nada en contra del Latino, pero ¿han pensado en el Pedro Marrero? Hay mucha historia alli.