A mitad del camino clasificatorio de la 64 Serie Nacional de Béisbol, los Industriales confirman, una vez más, que su grandeza no depende de los nombres, sino del carácter.

En medio de lesiones, enfermedades y ausencias que golpearon la nómina en distintos momentos, los Leones de la capital han cumplido con creces el objetivo trazado para esta etapa: mantenerse entre los punteros y conservar viva la llama del sueño azul.

El tercer lugar que hoy ocupan —22 victorias y 13 derrotas—, igualados con los campeones defensores Leñadores de Las Tunas y los Cazadores de Artemisa, es más que una simple estadística: es una declaración de fuerza. En una Serie donde cada partido se libra como una batalla, Industriales ha demostrado que sigue siendo una de las columnas sobre las que se sostiene el espectáculo del béisbol cubano.

Los números no mienten. Los dirigidos por Guillermo Carmona están por encima de la media en todos los aspectos fundamentales del juego. Su ofensiva, temible y variada, exhibe un average colectivo de .299 con 29 jonrones (quintos), 23 bases robadas (cuartos) y 225 carreras anotadas (sextos). Una mezcla explosiva de poder y velocidad, donde conviven la garra de los veteranos y el ímpetu de los más jóvenes.

Desde el montículo, la huella ha sido igual de contundente. Solo cuatro equipos muestran una mejor efectividad que los azules, que promedian 4.03 carreras limpias por juego completo y un Whip de 1.48, cifras más que respetables en el contexto actual de la Serie.

Además, son los máximos ponchadores del torneo (255) y los segundos con mejor average de contrarios (.252). Si algo deben ajustar, es el control, pues conceden 4.71 boletos por cada nueve entradas, pero incluso con ese detalle, su cuerpo de lanzadores inspira respeto en cada salida.

En defensa, la solidez continúa siendo un sello de identidad. Con 37 errores y un promedio de .970, Industriales se ubica sexto en ese departamento, sin mostrar grietas alarmantes.

Con respecto a las individualidades Ariel Sánchez, con un impresionante .398 de average, también es líder del equipo en anotadas (33) y segundo en cuadrangulares (4).

A su lado, Ángel Alfredo Hechavarría se ha consolidado como uno de los grandes protagonistas de esta mitad de campaña, encabezando a los Leones en jonrones (6), dobles (9), impulsadas (31) y ubicándose segundo en promedio ofensivo (.359). También Dayron Miranda, con 22 carreras remolcadas, ha aportado consistencia y oportunidad en momentos clave.

Desde la lomita, el nombre de Pavel Hernández se pronuncia con admiración y respeto. El derecho capitalino inscribió su nombre en la historia reciente con un juego sin hits ni carreras, y lidera la Serie en ponches (61).
Además, es el más ganador del equipo (5 triunfos), el más efectivo (1.98 de PCL) y el más difícil de batear (.177). Junto a él, Frank Herrera, con cinco salvamentos, y Misael Fonseca, han sido pilares silenciosos de un pitcheo que mantiene la intensidad y la esperanza.

A pesar de los contratiempos, los Leones rugen con la fuerza de su historia. En cada entrada, en cada carrera, en cada out, se respira la presión y la grandeza de un equipo que representa mucho más que una provincia: Industriales es símbolo, leyenda y espejo de la pasión beisbolera cubana.

La segunda mitad del torneo traerá mayores exigencias, pero también nuevas oportunidades. Con el empuje que han mostrado y la cohesión que han logrado en medio de la adversidad, los azules tienen todo para conquistar uno de los ocho boletos a la postemporada y anclar entre los seis primeros, asegurando su plaza en la próxima Liga Élite del Béisbol Cubano.

Porque cuando Industriales está en la pelea, la Serie Nacional vibra distinto. Y aunque la fanaticada azul siempre quiera más, el rugido de sus Leones —fuerte, orgulloso y eterno— sigue recordándole a todos por qué en Cuba, hablar de béisbol, es hablar de Industriales, con el perdón de sus rivales. Nos vemos en el estadio.

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